Un objeto brillante fue visto en el cielo con una larga cola que se expandía en el horizonte, lo más cercano que hemos visto con estas características son los cometas por lo que de inmediato los observadores creyeron que se trataba de uno de ellos, pero resultó ser Mercurio haciéndose pasar por un impostor. ¿Cómo es esto posible?
El espacio alrededor de los planetas está plagado de rocas cósmicas de las que poco a poco aprendemos más. La mayoría de ellas son asteroides que están hechos por minerales espaciales y que no tiene luz propia, pero de vez en cuando se cuela una formación lejana proveniente de más allá del Cinturón de Kuiper.

A estos últimos los llamamos cometas y se les distingue principalmente porque están hechos de hielo y gases. Es por esto que cuando se acercan tanto al Sol, enciende una especie de mecha hecha con sus gases que conocemos como ‘cola’ y que es visible en el cielo cuando un cometa se nos acerca. Comúnmente cuando un objeto aparece en el cielo con un destello tras de sí, sabemos que se trata de un cometa pero, ¿qué pasa cuando es un planeta el que presenta la cola?
Mercurio, el cometa impostor
Se ha visto a Mercurio haciéndose pasar por un cometa en los cielos, luego de que el planeta más pequeño del vecindario cósmico alcanzara su punto más cercano al Sol. Un astrofotógrafo logró captar el momento en que el planeta despliega su enorme cola fulgurante en la bóveda celeste.
Cuando los cometas se acercan demasiado al Sol, el viento solar choca con ellos y los hace expulsar material de gas y roca congelada por su paso. Esto es lo que vemos al momento de admirar la estela comatosa y que llama tanto la atención de los cometas.
Extrañamente Mercurio también posee una cola como estas, salvo que está compuesta principalmente por iones de sodio que se dispersan de la superficie del planeta gracias al viento solar y los impactos de micrometeoritos. El destello detrás del planeta es tan inusual que no supimos de ella hasta el 2001, y desde entonces se sabe que ha ido creciendo y encogiéndose según la proximidad del planeta al Sol.

Durante su apogeo, la cola logra alcanzar una extensión de unos 24 millones de kilómetros. Para que se dé una idea de qué tan grande es esto, hay que ponerlo en contexto: la distancia de la Luna a la Tierra es de 384 mil 400 kilómetros, por lo que la cola de Mercurio sería unas 62 veces la distancia entre ambos cuerpos.
Según los astrónomos, la cola de Mercurio tiene la capacidad de desplegarse por una extensión tan vasta gracias a que el pequeño planeta tiene una atmósfera muy débil y está muy cerca del Sol. En consecuencia, el viento solar expulsado de forma violenta desde la estrella, rompe fácilmente la endeble atmósfera.
Por razones que son desconocidas hasta ahora, la cola de Mercurio es más visible desde la Tierra exactamente 16 días después del perihelio, que es el punto donde el planeta se acerca más al Sol. El astrofotógrafo Sebastian Voltmer logró captar el momento preciso en que la cola hace su aparición desde la perspectiva terrestre.
El experto explica que para un observador casual, la cola de Mercurio resulta muy difícil de ver a simple vista, razón por la que supimos que estaba ahí hasta el siglo XXI. Pero con un filtro especializado que resalta longitudes de onda de luz amarillas emitidas por el sodio, sí que es posible ver al extraño impostor haciéndose pasar por un cometa.
Lo más sorprendente de todo esto es que al parecer Mercurio no es el único cuerpo que posee una cola hecha de millones de partículas de sodio, nuestra Luna también lleva detrás de sí una estela que puede verse una vez al mes, cuando la Tierra pasa a través de ella. No cabe duda que el espacio nunca dejará de sorprendernos y nunca dejaremos de aprender de él.