El deslumbrante pez mandarín multicolor es sin duda un candidato al pez más hermoso del mar, pero las apariencias engañan. Su distinción fundamental reside en su colorido, de tal suerte que puede parecer a la vista más un cuadro abstracto que una criatura viva: un ser lleno de líneas onduladas azules, verdes y rojizas.
Esta impresionante belleza de agua salada alberga un asqueroso veneno, que lo hace seductor pero peligroso. El hedor único de este pez lo ha hecho famoso entre los apasionados por el mar, pero no es lo único pues carece de una de las defensas más básicas que suele tener un pez: las escamas.
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Exótico como peligroso, Pez Mandarín una maravilla de la naturaleza
El pez mandarín (Synchiropus splendidus) vive en el suroeste del Océano Pacífico, cerca de Australia, Taiwán y Filipinas. Su variedad de colores es similar a la de las túnicas que usaban los antiguos mandarines imperiales chinos.
Una característica muy curiosa de estos peces es que su color azul proviene de un pigmento celular único de esta especie. Tiene solo 6 cm de largo y habita en lagunas aisladas y arrecifes, alimentándose de pequeños crustáceos.
De hecho, el pez mandarín es un animal carnívoro, que se pasa la vida hurgando entre los arrecifes y las rocas donde habitan organismos vivos para encontrar pequeños crustáceos que son su base alimenticia fundamental.
Una de las curiosidades de estos peces es que no tienen escamas. Como compensación a su falta de protección cuentan con un recubrimiento viscoso y maloliente, que no sólo les protege de la mayoría de las enfermedades parasitarias de la piel, sino que también advierte a sus depredadores de su mal sabor.
Además, estos peces en solitario durante el día, alrededor de los pólipos de coral o escondiéndose en las oquedades del arrecife, y es durante la noche cuando aparecen en parejas. Respecto a su reproducción, los peces mandarines, hembras y machos, se colocan en columnas de agua para allí dejar caer sus óvulos y sus espermatozoides que forman los huevecillos.
La especie está amenazada por la sobrepesca, los métodos de pesca destructivos, la destrucción de su hábitat y a la acuariofilia. Debido a su coloración, belleza y estilo natatorio son muy buscados para el comercio en acuarios, pero son muy exigentes con las condiciones del agua en la que habitan y la gran mayoría muere al poco de ser confinados.