Aunque ya han pasado más de seis décadas desde que fuera lanzado el primer satélite artificial hacia el exterior, parece que la carrera espacial apenas está iniciando. Ya no sólo son la NASA y Roscomos quienes están lanzando constantemente satélites y cohetes hacia el espacio, sino que se les han sumado un gran número de agencias espaciales tanto gubernamentales como privadas. China, Emiratos Árabes, la misma India e incluso magnates como Elon Musk y Jeff Bezos, se han apoderado de los cielos generando miedo entre los astrónomos y físicos que temen por el síndrome de Kessler.
Miles de objetos flotantes
Generalmente cuando escuchamos sobre algún satélite artificial, sea cual sea su objetivo, siempre se dice que es lanzado para colocarlo en órbita. Y aunque eso suena a que será enviado hacia el espacio a una ubicación muy lejana de nuestro planeta, en realidad no es así. De hecho, los satélites y todo objeto en órbita, se encuentran todavía dentro de la Tierra, la diferencia es que habita flotando en las capas de la atmósfera terrestre en donde se mantiene en posición gracias a la gravedad.
La mayoría de los satélites que han sido puestos en órbita, flotan en la órbita geoestacionaria que se alza a 35,786 kilómetros sobre la superficie terrestre, sobre la capa de la atmósfera llamada Mesosfera. Aunque hay otros satélites y dispositivos como la Estación Espacial Internacional y el Telescopio Espacial Hubble que se encuentran más alejados, entre la Termosfera y la Exosfera.
¿Qué es el síndrome de Kessler?
Quizá se esté preguntando qué tienen que ver un montón de pedazos de metal que giran alrededor de la Tierra, con un síndrome que parece hacer alusión a una condición médica de una persona. La respuesta es que el síndrome de Kessler es más bien una especie de ‘enfermedad’ que podría sufrir nuestro planeta, no tiene nada qué ver con la salud humana.
Con el constante lanzamiento de satélites y dispositivos espaciales, la atmósfera del planeta se ha ido inundando cada vez más de ellos. Tan sólo hay que pensar que agencias como SpaceX de Elon Musk, ha lanzado ya más de 2 mil 400 satélites espaciales de su empresa hermana Starlink y el conteo no parará ahí. Aunado a los dispositivos que se lanzan en el presente, más los que se lanzarán en el futuro y los que flotan ya de forma inservible, tenemos una gran cantidad de basura espacial. Y existe una posibilidad todavía más aterradora, la militarización del espacio.
El desarrollo de armamento destinado a destruir estratégicamente ciertos satélites con la intención de minar las comunicaciones de distintas naciones, es a lo que muchos temen por ahora. No sólo por el caos que esto traería, sino porque según Boris Shustov, director del Instituto de Astronomía de la Academia de Ciencias de Rusia, el nivel de basura espacial es tal, que podría alcanzar el umbral del síndrome de Kessler.
El síndrome de Kessler es una teoría desarrollada por el científico de la NASA Donald J. Kessler. Esta estipula que si se alcanza el umbral de basura espacial en la órbita baja terrestre, podría comenzar una especie de carambola en donde los escombros de basura colisionen con los satélites y dispositivos que todavía están en funcionamiento, creando una reacción en cadena que lo único que generaría sería más basura espacial.
En ese sentido, la humanidad quedaría imposibilitada tanto para realizar viajes espaciales, como en cuestión de comunicación. Con esto vendrían muchas consecuencias en cascada que derivarían en el debilitamiento de la inteligencia militar y hasta fallas en el sistema de geolocalización.
El síndrome de Kessler es una advertencia para la humanidad de que debe hacerse cargo no sólo de su basura terrestre, sino también de la espacial o de lo contrario, los avances tecnológicos se vendrán en pique y la exploración espacial sufrirá las consecuencias.