El Sistema Solar está plagado de objetos extraños como cometas y asteroides, aunque hasta ahora el hombre sólo había podido detectar rocas que orbitan dentro del espacio limitado por la órbita de Plutón. Pero los científicos creían que mucho más allá de la heliopausa, allá donde yace el espacio interestelar, era probable que también existieran esta clase de formaciones. En 2017 esto quedó comprobado cuando los telescopios descubrieron un enorme objeto al que llamaron Oumuamua que en hawaiano significa “primer mensajero distante“.
Con un tamaño de 200 metros, el extraño objeto fue el primer visitante del espacio interestelar detectado, un hito para la comprensión de nuestro propio Sistema Solar. Desde entonces los astrónomos han estado más atentos hacia otro tipo de objetos que podrían proceder del exterior y lograron detectar uno más, el cometa llamado 2I/Borisov, aunque son los únicos conocidos por ahora.
Cómo interceptar objetos interestelares
Una investigación de un equipo internacional de astrónomos se preguntan cómo podríamos llegar a desarrollar la mejor manera para estudiar estos objetos interestelares. Y han llegado a la conclusión de que la forma más óptima de encontrar respuestas sobre la extrañeza de los cometas que vienen desde fuera, es sin duda interceptarlos. Aunque para esto, antes debemos poder observarlos para conocer sus trayectorias y así, en un futuro poder acercarse a ellos a través de misiones.
El Legacy Survey of Space and Time (LSST) del Observatorio Vera C que es un proyecto de 10 años, espera poder detectar entre 1 y 10 objetos del tamaño de Oumuamua cada año, según los cálculos de los autores. Entro estos podría estar el candidato ideal para visitar y los investigadores dicen que el punto más ideal para interceptarlo, sería en el punto conocido como Lagrange L2 de la Tierra-Sol.
Tal punto tendría más de una ventaja, en primer lugar, se necesita muy poco combustible para permanecer en la estación, y es posible que cualquier ‘interceptor interestelar’ (nombre hipotético del dispositivo) deba permanecer esperando en modo de almacenamiento durante años.
Una vez que interceptor interestelar se instale en el punto dicho, se echaría mano de un telescopio capaz de observar los objetos interestelares. Pero aquí hay otro desafío y es que por ahora el telescopio más potente es el James Webb y tiene una enorme desventaja para esta misión; es demasiado lento en el enfoque, tardando de 2 a 5 días para divisar un objeto específico.
En ese sentido, habría que buscar un telescopio que aunque no fuese demasiado potente, permita enfocar en poco tiempo para luego coordinarse con el interceptor interestelar que se encargaría de estudiar objetos como Oumuamua.
Desde luego que se trata únicamente de un estudio hipotético en donde se ponen las condiciones en la mesa para lograr estudiar los objetos interestelares, no obstante, todavía no existe la tecnología para cumplirlo, aunque al menos nos acerca un poco más para conocer este tipo de visitantes lejanos.
Referencias: Siraj, A. et al. Physical Considerations for an Intercept Mission to a 1I/’Oumuamua-like Interstellar Object. Arxiv, DOI