En tan sólo 1 hora, el documental Extinction: The facts recorre la destrucción natural. De la mano de David Attenborough, el historiador de la naturaleza, este proyecto de la BBC estudia las formas en que la humanidad ha impulsado la sexta extinción masiva.
La desconexión entre humanidad y medioambiente se ha traducido en un catastrófico desequilibrio. La pérdida de diversidad es tan patente que afecta incluso nuestra propia supervivencia. Un ejemplo de ello es la pandemia de la covid-19, o los masivos incendios en varias partes del mundo.
Sin embargo, parece que estos escenarios han sido insuficientes para hacernos reaccionar. Por esta razón Attenborough revela con tajantes hechos lo sombrío del paisaje natural. Inspirado en un reporte de la ONU sobre la biodiversidad en 2019, Attenborough explica el estado actual y los pronósticos para el millón de especies en peligro.
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Una mirada a Extinction: The facts
Entre la pérdida de hábitat, el comercio ilegal de vida silvestre, la caza de marfil, los contaminantes en los campos, el aumento de la temperatura, la infertilidad de los animales marinos, la pérdida de suelos, etc., el documental se convierte en una fuerte radiografía de la crisis climática. Es posible que algunos tilden al documental de sombrío, cruel e incluso grotesco. Pero, seamos honestos, esta es la forma de destapar el verdadero impacto del ser humano en el planeta e impulsar a actuar. Si la urgencia no nos mueve, tal vez el miedo lo haga.
Este abrumador relato sobre el estado actual de la naturaleza nos enfrenta a los hechos reales. Se dirige a una humanidad con más de 9,000 millones de habitantes que consumen excesivamente y aún creen que no hay consecuencias por ello.
Hasta cierto punto, creemos irrelevante nuestra desconexión con el medioambiente. No obstante, cuando Extinction: The facts trae a escena la aparición de enfermedades de transmisión masiva como el SARS, nos recuerda que somos tan vulnerables como aquellas especies a las que maltratamos (o incluso más).
Conforme el documental transcurre, se vuelve más fuerte. Se hace evidente la explotación, pero también se revela la esperanza. Mientras la explotación de animales continúa en un lado del mundo, en el otro se resguarda la vida de los últimos rinocerontes. Así, dos polos opuestos luchan interminablemente. De un lado se encuentran los que intentan detener a toda costa la pérdida de biodiversidad y del otro lado aquellos que no han entendido que somos parte de una cadena. Y tú, ¿en qué lado te encuentras?