* Por: Amalia Melissa Moreno Salcedo
El manejo integral marino-costero ha sido una gran propuesta para replantearnos nuestras prácticas socioeconómicas en esta zona tan importante para el desarrollo de un país. Hoy en día se ha dado gran importancia a la planeación estructurada que integre estrategias entre sectores productivos con un enfoque ambiental para la orientación de rutas de manejo en las zonas costeras. Aunque dadas sus características dinámicas el concepto de costas y de manejo integrado ha presentado diversas definiciones que han ido cambiando con el tiempo y que se han desarrollado según el contexto particular de cada zona, la puesta en marcha de su práctica y ejecución muestra resultados valiosos que vale la pena resaltar para aplicarse en otros contextos. En el caso latinoamericano, se escogió como ejemplo tres países: Belice, Colombia y Costa Rica.
El objetivo de este ensayo es rescatar algunos ejemplos de manejo integral costero que se han implementado en Latinoamérica y mostrar cómo en el corto lapso de ejecución, se han recogido experiencias valiosas gracias a la planificación estructurada en sus mares y costas.
A lo largo de este documento se define el término marino-costero que sirvió de guía para la implementación del manejo costero integrado (MCI) en Latinoamérica, así como los lineamientos prioritarios en los que se basó. Se expone además los avances durante su ejecución en los países de estudio y se dan una serie de conclusiones sobre las estrategias comunes implementadas que sirvieron para su desarrollo.
El caso de Latinoamérica
Desarrollando el concepto de manejo integrado de zonas costeras como un proceso continuo y dinámico que vincula al gobierno, a la comunidad, la ciencia y la administración, los intereses comunitarios y sectoriales en la preparación y ejecución de un plan integrado para proteger y desarrollar los ecosistemas y recursos costeros, inicia como premisa para encaminar acciones en el desarrollo de las áreas litorales de Latinoamérica (GESAMP, 1997; Olsen et al., 2009; Perez-Cayeiro, 2016).
Países como Perú, Belice, México, Colombia y Costa Rica entre otros apostaron por avanzar en este esfuerzo gracias a las prácticas y experiencias de países como Estados Unidos y Europa, así como al apoyo económico y una serie de estudios promovidos por del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en los programas de manejo costero desde principios de 1995. Los resultados de los estudios complementaron información proveniente no sólo de la identificación de las necesidades de estos países frente al tema costero, sino que tomó como herramienta clave la información técnica aplicada de otras experiencias con lo que orientó al MCI en Latinoamérica basado en cinco objetivos prioritarios (Pew Oceans Commissions, 2003; Windevoxhel et al., s.f.).
-Declarar una política nacional marina, fundada en la protección de la salud de los ecosistemas y en el uso sostenible de los recursos marinos. Esta política además debía incluir el establecimiento de una autoridad nacional independiente encargada de la protección del medio marino.
-Restaurar las pesquerías nacionales, y esto implicaba asegurar que las decisiones sobre el uso del este recurso fueran tomadas respetando el aseguramiento y la conservación de los recursos marinos.
-Ordenar el desarrollo costero, y a su vez la toma de medidas para prevenir la contaminación producida en cuencas hidrográficas, identificar y proteger los hábitats importantes para el funcionamiento de los ecosistemas costeros.
-Limpiar las aguas costeras y evitar su contaminación, lo que lleva a fortalecer el régimen legal para controlar dicha contaminación.
-Establecer políticas para la acuicultura que garanticen la sustentabilidad de la actividad junto con la protección de los ecosistemas marinos.
En general, estos objetivos debían ser el eje rector de las políticas públicas, que orientaran el desarrollo marino costero en cada país sin importar sus particularidades dado que fueron propuestos como estrategias generales y reconocidos como elementos claves en la hora de incidir y ordenar un MCI (Herramientas para la pesca sostenible, 2016). La experiencia de los casos Belice, Colombia y Costa Rica se presenta a continuación.
Belice
Para la puesta en marcha de la planificación en las zonas costeras, la Ley de Manejo de zonas Costeras de 2000 que es su base normativa, creó una estructura institucional constituida por la Autoridad de Manejo de Zonas Costeras (AMZC) y un brazo técnico, el instituto MZC. Ambos organismos están encargados de la distribución, el uso y la planificación sostenible de los recursos de la costa de Belice a través del aumento de conocimientos en el área (fortalecimiento técnico científico) y la construcción de alianzas. El mayor enfoque es el pesquero, puesto que este manejo quedó en responsabilidad de una unidad integrada en el departamento de pesca. Teniendo en cuenta que la Estrategia Nacional busca fomentar el conocimiento y uso sostenible de los recursos costeros, especialmente los pesqueros, en 2011, la AMZC y su instituto iniciaron un proceso participativo para la creación del Plan Nacional del Manejo Costero. Aquí estuvieron recogidos diferentes actores como ONGs, universidades, gobierno y comunidades. En este momento el plan ya se ha aprobado y puesto en marcha y se encuentra en seguimiento.
Colombia
Las políticas en torno al MCI en Colombia se iniciaron con la elaboración de la Política Nacional Ambiental de Zonas Costeras, con la que se propiciaron formas mejoradas de gobierno con la articulación del desarrollo costero sectorial, la conservación y restauración de los bienes y servicios que proveen sus ecosistemas. De la implementación de la política se han puesto en marcha varios proyectos, como la construcción de capacidad de adaptación ante el acelerado aumento del nivel del mar en Colombia en dos áreas consideradas críticas: Cartagena de Indias en el Caribe y Tumaco en el Pacífico.
Costa Rica
En Costa Rica existen actualmente cinco Áreas Marinas de Uso Múltiple (AMUM) que contienen áreas marinas protegidas, áreas de pesca y otras zonas que no pertenecen a ninguna categoría, como las zonas de influencia. Las AMUM son coordinadas por una comisión interinstitucional donde participan tanto representantes del gobierno como miembros de la sociedad civil. También existen Áreas de Pesca Responsable (AMPR) creadas por el Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (INCOPESCA). Las AMPR se rigen por un código de ética para la pesca responsable, el cual es un instrumento voluntario creado por las organizaciones pesqueras.
Las experiencias descritas anteriormente nos muestran que poner en marcha el MIC requiere consolidación e integración de todos los sectores involucrados en la franja costera. De los puntos comunes, se resaltan los avances en la búsqueda de la institucionalización de las políticas públicas ambientales que inciden en el cambio sobre el comportamiento de la sociedad en general (Perez-Cayeiro, 2014; Sarda et al., 2014); y que éstos deben ir de la mano con la educación y comunicación donde se manifieste cómo el cambio de manejo impulsa el desarrollo del país y la conservación de los ecosistemas más vulnerables (Olsen et al., 1999; UNESCO, 2006). Se concluye que el MIC latinoamericano y en general el implementado en otras partes del mundo con mas experticia, es un proceso dinámico y en construcción, donde la puesta en práctica de la teoría, el enfoque proactivo en vez del reactivo (Perez-Cayeiro, 2014), puede tomar más tiempo del predicho. La búsqueda de nuevas estrategias y formas de planificación no es más que un enriquecimiento a nuevas definiciones, un acercamiento holístico y pluricultural para el alcance “ideal” de mirar de nuevo hacia la costa.
Referencias:
Grupo mixto de expertos sobre los aspectos científicos de la contaminación del Mar, GESAMP. (1997). “The contributions of science to integrated Coastal management. GESAMP”. Report and Studies, no. 61. FAO. Roma.
Herramientas para la pesca sostenible. (2016). Capitulo 6. Ordenamiento marino costero.
Olsen, S., Lowry, K y Tobey, J. (1999). Una guía para evaluar el progreso en el manejo costero. Centro de Recursos Costeros.
Olsen, S. Page, G. y Ochoa, E. (2009). “The analysis of governance responses to ecosystem change: A handbook for assembling a basein”. LOICZ Reports & Studies, no. 34. GKSS Research Center, GEEsthacht.
Pérez-Cayeiro, M. (2014). Gestión integrada de áreas litorales. Editorial TEBAR.
Pérez-Cayeiro, M., Chica-Ruiz, J., Arcila-Garrido, M. y López-Sánchez, J. (2016). “Análisis de la evolución de las metodologías de la gestión integrada de áreas litorales en los periodos comprendidos entre 1990-1999 y 2000-2012”. Journal of Integrated Coastal Zone Management. DOI: 10.5894/rcg615.
Pew Oceans Commissions. (2003). American`s Living Oceans. Charting a course for sea change. Report to the nation, Recommendations for a new policy.
Sarda, R., O’Higgins, T., Cormier, R., Diedrich, A. y Tintoré, J. (2014). “A proposed ecosystem-based management system for marine waters: linking the theory of enviromental policy to the practice of environmental management”. Ecology and Society 19(4):51.
UNESCO. (2006). Manual para la medición del progreso y de los efectos directos del manejo integrado de costas y oceanos. Manuales y guías de la COI, 46. Dossier ICAM, 2.
Windevoxhel, N., Rodriguez, J. y Lahmann, E. Situación del manejo integrado de zonas costeras en Centroamérica; Experiencias del programa conservación humedales y zonas costeras de UICN para la región. Bibliografía-Webgrafía. Recuperado de: http://www.bvsde.org.ni/Web_textos/GOLFONSECA/0076/Manejo%20Costero%20Integrado.pdfg). s. f.