Las bebidas a base de hierbas y flores, como el té y las infusiones, han acompañado de manera omnipresente a la humanidad. Desde Asia hasta Europa, y también América (si pensamos en la popular yerba mate de origen guaraní), son todos territorios donde preparar té y consumirlo forma parte de la cultura, e incluso la moldea.
Alrededor de esta bebida hay un innegable culto mundial. En China, por ejemplo, tomar té es un arte (se le conoce como chayi: “el arte de beber té”) y se usa como símbolo de respeto, para celebraciones, para mostrar gratitud y hasta como una forma de ofrecer disculpas. Está conectado también con prácticas como el taoísmo y el budismo, y es utilizado de manera medicinal. Por su parte, Inglaterra es casi sinónimo de té:en este país, el tiempo ha sido configurado en torno al ritual de tomarlo (exactamente a las 5 de la tarde, la famosa “hora del té” inglesa).
Pero quizá uno de los rasgos más entrañables del té sea su papel como mediador en todo tipo de diálogos, charlas o encuentros furtivos. O también que muy a menudo es nuestro sutil acompañante, ya sea en los breaks del trabajo o en los desvelos de lectura.
Sin duda, es una pócima que no puede faltar en nuestro día a día. Pero la manera en la que se prepara el té puede estropearlo todo, desde sus beneficios hasta su sabor. O, por el contrario, enaltecerlos. Saber preparar bien el té (e incluso hacer de este momento un pequeño ritual) es algo vital con lo que rendiremos un tributo a nosotros mismos y a la naturaleza, que nos regala sus hierbas y flores para hacer este elixir milenario.
¿Cómo preparar la mejor taza de té?
1. No lo tomes demasiado caliente
Según la World Health Organization, ninguna bebida debe tomarse a más de 65℃. Un estudio comprobó que tomar bebidas más calientes que eso incrementa hasta en cinco veces la probabilidad de cáncer en el esófago. De hecho, 65℃ es también la temperatura a la que se suele tomar la yerba mate, lo cual, además, saca su mejor sabor y ayuda a que no se “lave” tan rápido.
2. Al preparar té, no uses agua hirviendo
Si hierves el agua, ésta quemará las hierbas del té y podrían perder sus propiedades. Al agregar agua, lo único que estás haciendo es rehidratar las hierbas: no es necesario que el agua esté hirviendo, para que saquen todo su sabor. Debes usar agua a una temperatura no mayor a los 100℃. Si no tienes termómetro, sólo asegúrate de apagar el agua cuando veas que se están formando las primeras burbujas. Estas son las temperaturas recomendadas para algunos tés:
Té blanco: 65–75°C
Té verde: 75–85°C
Té negro: 85–95°C
Infusiones: 100°C
3. No tomes sólo té de bolsa
Compra teteras e infusores para poder hacerte el té directamente de las hojas, ya sean frescas o secas. El té de bolsa tiene polvillo que puede modificar el sabor de la bebida, y suele contener altos niveles de flúor, porque está hecho con las plantas más viejas del cultivo. Además, si compras tés e infusiones sueltas y las preparas tú mismo estarás manteniendo vivo el ritual del té y, definitivamente, será menos contaminante.
4. Agrega primero la leche al preparar té
¿Aficionado a la manera inglesa de tomar té? Es delicioso y además, una buena opción para tomar un poco de leche sin excesos. Pero la tradición inglesa del té es quisquillosa incluso en esto. Es importante que primero agregues la leche y luego el té, para que la leche no enfríe el agua, lo que pasará si lo haces al revés.
Tampoco calientes la leche y el agua juntas en la tetera, pues el sabor lácteo podría impregnarse permanentemente en la tetera, y además eso hace que en la leche se forme una natilla que no va nada bien con el té.
5. No dejes que infusione por más de 5 minutos
Si dejas la bolsita de té o las hierbas por más de 5 minutos no sólo no contribuye en nada al sabor, sino que en muchos casos amarga el té, como ocurre con el té negro. Eso también lo saben muy bien los ingleses.
6. No escurras la bolsa de té
Puede pasar que tu té se amargue al soltar un exceso de taninos astringentes, que aunque son muy buenos para nosotros (pues son antioxidantes), amargan el té. Sólo saca la bolsita una vez que haya terminado de infusionar, aunque esté goteando.
Y listo. Con esto podrás preparar el té como un artista, y tendrás la mejor taza para agasajar a tu paladar.
Sólo recuerda almacenar tus tés e infusiones en lugares frescos y aislados, lejos de otros productos que puedan modificar su sabor. Utiliza envases herméticos, así como teteras y tazas de porcelana, barro, vidrio o cualquier material que no afecte su sabor o sea malo para tu salud. Y si puedes, cultiva tú mismo tus propias hierbas; eso hará todavía más exquisito y orgánico el ritual del té.
* Imágenes: 1) Flickr Marco Verch; 2, 3, 4) CC; 5) Tao Tea Leaf; 6) Flickr A Girl With Tea; 7) Epicorious; 8) Pinterest; 9) Ecoe