Cada año, un estimado de 50 millones de vasos de papel terminan en vertederos, y aquellos con revestimiento de plástico tardan 20 años en descomponerse. Sin olvidar que la mayoría de ello, no sólo son tóxicos para el medio ambiente también para el cuerpo.
Un estudio publicado recientemente encontró que los vasos de papel pueden ser tanto o más tóxicos que los de plástico cuando son desechados en entornos naturales. De hecho, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), junto a otras tres organizaciones de consumidores, aseguran que los envases de papel y cartón pueden crear una posible transferencia al alimento de sustancias contaminantes provenientes de las tintas de impresión.
Vasos de papel, una solución ¿no tan ecológica?
Investigadores de la Universidad de Gotemburgo demuestran que un vaso de papel que acaba en la naturaleza también puede causar daños, ya que también contiene sustancias químicas tóxicas.
De acuerdo al estudio, las diminutas partículas de plástico pueden acabar contaminando la bebida en cuestión de minutos, esto ocasionado por el revestimiento interior del vaso que lo hace impermeable y al mismo tiempo impide su reciclaje.
Carney Almroth y sus colegas probaron los efectos de los vasos de papel y plástico en larvas de mosquitos, que se utilizan comúnmente en pruebas de toxicidad. Para eso, colocaron en los vasos agua templada o sedimento y se dejaron lixiviar hasta por cuatro semanas. Luego, las larvas se mantuvieron en acuarios que contenían agua o sedimentos contaminados por los vasos de papel y plástico. Independientemente de la fuente de contaminación, las larvas crecieron menos en el sedimento y la exposición al agua contaminada también obstaculizó su desarrollo, lo que significa que las tóxinas alentaron el proceso, pero ¿por qué ocurre?
La composición de los vasos de papel
El papel no es resistente a la grasa ni al agua, por lo que el papel que se utiliza en el material de embalaje de alimentos debe tratarse con un revestimiento superficial. Este plástico protege el papel en la mano.
Hoy en día, la película plástica suele estar hecha de polilactida, PLA, un tipo de bioplástico. Los bioplásticos se producen a partir de recursos renovables (el PLA se produce comúnmente a partir de maíz, mandioca o caña de azúcar) en lugar de combustibles fósiles, como es el caso del 99 por ciento de los plásticos que se encuentran en el mercado hoy en día.
El PLA a menudo se considera biodegradable, lo que significa que puede descomponerse más rápido que los plásticos a base de petróleo en las condiciones adecuadas, pero el estudio de los investigadores muestra que aún puede ser tóxico.
“Se sabe que algunas sustancias químicas contenidas en los plásticos son tóxicas, pero sobre otras no tenemos conocimiento. Los envases de papel también presentan un riesgo potencial para la salud en comparación con otros materiales, y cada vez son más comunes. Estamos expuestos a los plásticos y a las sustancias químicas asociadas a través del contacto con los alimentos”.
El principal problema son los microplásticos
Otro estudio, para encontrar la toxicidad de los vasos de plástico en el cuerpo humano, vertieron agua caliente en vasos de papel de 100 ml y los dejaron así durante 15 minutos, que es el tiempo que la mayoría de la gente tarda en beberse todo lo que hay en dicho vaso. Luego examinaron el agua caliente bajo un potente microscopio y encontraron un promedio de 25 mil microplásticos por vaso.
También hallaron metales como el zinc, el plomo y el cromo, que supuestamente provinieron del mismo revestimiento plástico utilizado para los vasos de papel.
Aunque las investigaciones son todavía muy limitadas, la exposición a los microplásticos se ha relacionado con problemas de salud como el cáncer, un sistema inmunológico débil y problemas reproductivos. En animales, los microplásticos pueden atravesar la resistente membrana que protege su cerebro.