Según el Instituto de Geofísica de la UNAM, se puede definir a un microsismo como “pequeñas rupturas en el interior de la tierra, cercanas a la superficie”. Se trata de movimientos telúricos breves de poca magnitud, pero con una intensidad alta para las regiones del epicentro. En su gran mayoría no son percibidos, no obstante, suele suceder que ciudadanos de una zona localizada los perciban con gran intensidad, mientras que para el resto de la ciudad pasan desapercibidos.
¿Qué es un microsismo?
En los últimos meses la Ciudad de México ha estado experimentando microsismos, lo que lleva al cuestionamiento de si los sismos van en aumento o no. El Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México, explica qué son los microsismos y si realmente van en aumento.
Víctor Manuel Cruz, jefe del departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la UNAM señala que se puede definir a un microsismo como pequeñas rupturas en el interior de la tierra, que se producen cercanas a la superficie. Son sismos breves de muy baja magnitud que ocurren en zonas localizadas de la Ciudad de México, sin embargo, al ocurrir cerca de la superficie, se sienten con gran intensidad para la región del epicentro.
Normalmente cuando se producen sismos en el Valle de México, las ondas sísmicas suelen provenir de las costas del Pacífico de estados como Guerrero, Michoacán, Oaxaca o Chiapas. Este tipo de sismicidad se siente en todo el valle y suelen ser de larga duración.
En cambio, los microsismos tienen su epicentro dentro de la misma Ciudad de México y aunque su magnitud es baja, al ocurrir cerca de la superficie se sienten como una vibración intensa durante un periodo corto de tiempo. Pero además, la característica más clara de los microsismos es que se sienten sólo en las regiones más cercanas al epicentro, esta es la razón de que los ciudadanos de algunas alcaldías los sientas, mientras que el resto del Valle de México no es capaz de percibirlos.
Según la UNAM, los microsismos pueden ser provocados por diversas causas como explosiones cercanas, hundimientos o movimientos de las fallas como consecuencia de lluvias intensas, pero aclara que en la mayoría de los casos los microsismos son productos de la naturaleza.
¿Los microsismos van en aumento?
Los recientes microsismos llevan a cuestionarse si este tipo de sismicidad va en aumento, sin embargo, Manuel Cruz aclara que no se trata de eventos inusuales. Existen expertos especializados en el tema de microsismicidad, quienes reportan que se han registrado desde hace décadas.
Manuel Cruz añadió que, de hecho, los microsismos no son tan frecuentes pese a que en los alrededores de la cuenca, en un radio relativamente pequeño de unos 150 kilómetros, se han identificado muchas fallas geológicas en la Franja Transvolcánica mexicana, que está comprendida por los volcanes Popocatépetl, Iztaccíhuatl y el Nevado de Toluca.

Según los cálculos del Instituto de Geofísica de la UNAM, microsismos de magnitud 2.5 suponen una ruptura de una falla de dimensión aproximada a 200 metros en una décima de segundo. Es por esto que se sienten como una vibración intensa pero breve, pues el deslizamiento que sufre la falla es repentino, aunque no supone ningún peligro y es normal, explican los expertos.
La Cuenca de México tiene una estructura geológica y tectónica compleja, por lo que los microsismos no son eventos inusuales y los daños ocasionados, suelen ser de bajos a nulos.
¿Por qué no suena la alerta sísmica durante los microsismos?
El Sistema de Alerta Sísmica, depende de los sensores sísmicos que están colocados en distintas partes de las costas del Pacífico. Dichos sensores se encargan de detectar ls movimientos importantes en la Brecha de Guerrero. Cuando un sismo supera cierta magnitud considerada como peligrosa, las alertas se activan y antes de que las ondas sísmicas lleguen hasta el Valle de México, el sistema de alerta sísmica se enciende con 50 segundos de anticipación.
Pero cuando se trata de microsismos el escenario es completamente distinto, pues el epicentro se genera justo debajo de la Ciudad de México, lo que deja un tiempo nulo de alertamiento. Además de que se trata de movimientos de baja mangitud que pasan desapercibidos para gran parte de la cuenca.