Como sociedad promovemos conductas prosociales y castigamos las antisociales. Esa forma de organización ayudó a la especie humana a complejizar su modo de vida, y unos cientos de miles de años después aquí estamos. A pesar de todo lo terribles que podemos ser, los humanos apreciamos y premiamos la práctica del altruismo y la empatía. Pero una serie de estudios neurológicos nos permiten echar un vistazo al cerebro de personas cuya empatía podría considerarse una especie de mutación.
¿El altruismo y la empatía son alteraciones neuronales?
El doctor Joel Salinas vive con sinestesia táctil. En su trabajo con pacientes, esto puede ser una ventaja profesional o una maldición personal. Con sólo ver y tocar a una persona puede sentir en su propio cuerpo las dolencias del otro. Todos los síntomas cotidianos que un médico ve en su consultorio día tras día, Salinas puede sentirlos en su propio cuerpo.
Sin una preparación adecuada, Salinas sufriría o se alegraría, dependiendo del estado físico de la gente a su alrededor. Su intención de ayudar a otros lo hizo estudiar medicina y dedicarse literalmente a sentir en carne propia el dolor de sus pacientes. A través del tiempo ha logrado controlar la severidad de esta conexión con el dolor ajeno, de modo que su “don” no se convierta en una parálisis de su propio cuerpo.
El caso de Joel ha sido retomado en diversas publicaciones, y él mismo se lo toma con humor, hablando de su caso en una mezcla de conferencias y presentaciones de comedia de stand up:
Lo que hace único a Joel no es sólo la diferencia neuronal con respecto al resto de nosotros, sino el hecho de que él decidiera conscientemente utilizar su habilidad para ayudar a otros. Sin embargo, existen indicios de que las personas como Joel pueden presentar particularidades interesantes a nivel orgánico en áreas cerebrales como la unión tempoparietal. Dicha zona de nuestro cerebro está asociada al control de la representación tanto propia como de los demás.
Contra la empatía
El neurólogo Michael Banissy de la Universidad de Londres piensa que “la empatía está relacionada con demasiadas construcciones”, lo cual no permite estudiarla rigurosamente en un contexto clínico. Definir el concepto de empatía puede ser todo un reto si consideramos que se trata de una especie de sentimiento laico, práctico o no, de buena voluntad hacia el otro. En palabras de Banissy:
[La empatía] está asociada a la piedad, a la compasión, pero éstas son ligeramente distintas a la propia empatía, porque la empatía es el mero compartir la experiencia. A partir de ahí surgen todas estas cosas.
Para Banissy, la sinestesia ocurre cuando el cerebro no marca los límites entre él y los demás. El cerebro no advierte claramente la diferencia entre un cuerpo y otro. Esta diferencia suele darse “inhibiendo” las representaciones del otro para que la autorrepresentación sea más fuerte y tengamos el sentido de nosotros mismos, la llamada propiocepción. Pero en personas como Joel, esta inhibición no funciona igual. En palabras del investigador:
Potencialmente [las personas con sinestesia táctil] tienen una dificultad generalizada para inhibir a los otros a su alrededor, y tienden a tratar los cuerpos de otros como si fueran suyos. Podríamos decir que el contorno entre otros y ellos se desdibuja. Poseen una mayor tendencia a incorporar representaciones de otros a las representaciones de sí mismos.
Joel Salinas durante una sesión de preguntas y respuestas para la plataforma Reddit
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Ser normal no existe (y eso está bien)
Según la investigación de Banissy y sus colegas, se estima que el 1.6% de la población podría experimentar sinestesia táctil. Utilizando resonancia magnéticas, han observado el funcionamiento de muchos sujetos que afirman vivir con sinestesia. En una de ellas, por ejemplo, los sistemas “espejo” (integrados por las famosas neuronas del mismo nombre) presentan una especie de hiperactividad comparados con los sistemas de personas no sinestésicas.
Cuando observamos a dos personas tocarse, nos es fácil saber si la otra persona está sintiendo dolor o placer. Es algo muy intuitivo. Diríamos que es “normal”. La diferencia con el comportamiento mimético exacerbado de las neuronas espejo de Joel y otros como él, es que su cerebro no reacciona como el del resto de nosotros. Sin embargo, el cerebro humano posee esa flexibilidad neuronal para poder sentir “como si” fuéramos otros, sin serlo.
Salinas ha colaborado con Banissy para poder tratar de entender mejor su propia condición, pues cuenta con un privilegiado punto de vista. Si es capaz de ponerse en el lugar del objeto y el sujeto de la percepción, tal vez pueda encontrar una forma de hacernos conocer mejor estos procesos en la humanidad entera.
Por ahora, las palabras siguen siendo lo más aproximado para representar el mundo propio y de los demás. Salinas afirma que “el sentimiento de personas riendo tiene una cualidad de flores salvajes iridiscentes”.