Existen sensaciones que no pueden ser explicadas tan claramente con las palabras y que se quedan en la mente como una experiencia inefable. Los déjà vu suelen ser de ese tipo de vivencias que por más explicación que les busquemos, todo parece escapar a la lógica. Y aunque hasta hace unas décadas este tipo de paramnesia sólo había sido abordada desde una perspectiva mística, hoy en día la neurociencia parece estar más cerca de explicar su origen.
Qué es un déjà vu
Se le llama así gracias al término en francés que se traduce como ‘ya visto’ y que se utiliza para definir un suceso que se siente como si ya se hubiera vivido previamente. En otras palabras, son experiencias que de momento dan la sensación de que en algún tiempo pasado ya las vivimos o nos encontramos en la misma situación.
Desde luego que una experiencia tan extraña como esta, no ha pasado desapercibida para los estudiosos de la mente en un ámbito místico. Pero en los últimos siglos, la ciencia se ha abierto hacia las vivencias del déjà vu y ha intentado explicar por qué se producen.
En parte el Dr. Alan S. Brown, un científico que ha estudiado a profundidad el déjà vu, ha sido uno de los responsables de que la ciencia tenga ahora apertura para analizar el fenómeno. A principios de este milenio, decidió echar un vistazo a las investigaciones al respecto aunque encontró casi en su totalidad, puros escritos de corte paranormal relacionadas con vidas pasadas o habilidades psíquicas.
De estas investigaciones, Brown logró determinar que aproximadamente dos tercios de las personas, pueden experimentar un déjà vu en algún momento de sus vidas. Además encontró que el detonante más habitual de dicho fenómeno, es un escena, un lugar o bien, una conversación.
La sensación de familiaridad
La obra de Brown sirvió como un catalizador para que la ciencia moderna volteara a ver al déjà vu para estudiarlo como una vivencia común que podría tener una explicación cognitiva y no paranormal como se ha creído a lo largo de los siglos.
Anne Cleary, profesora de psicología cognitiva en la Universidad Estatal de Colorado, cree que puede existir una correlación entre el déjà vu y las semejanzas espaciales entre una escena actual y alguna del pasado que ha quedado en el olvido. A este supuesto se le conoce como la ‘hipótesis de la familiaridad Gestatl’ y es muy sencilla de explicar.
Imagine que justo ahora está viviendo una escena y de pronto experimenta un déjà vu. Según la hipótesis de familiaridad Gestatl, el detonante estaría dado por la semejanza espacial entre el pasado y el presente. Es decir, la disposición de los muebles o simples detalles como el color o la similitud de los objetos, aunque no exista correlación entre una escena y la otra, pueden detonar el fenómeno. Incluso puede no tratarse de un mismo sitio, sino que la familiaridad surge de entre los detalles menos esperados.
Además una característica importante es que el déjà vu aparece cuando olvidamos la escena vivida en el pasado, pero que con la presencia del detonante espacial en el presente, de pronto nos invade la sensación de ya haberlo vivido, la cuestión es que no lo recordamos.
Realidad virtual para incitar el déjà vu
Para corroborar su teoría, Anne Cleary y su equipo, utilizaron la tecnología de realidad virtual para ubicar a las personas dentro de diversas escenas. De esta forma, pudieron manipular los entornos entre los que introdujeron diseños espaciales similares, aunque las escenas fueran completamente distintas.
Tal como Cleary lo supuso, existió una mayor predisposición a vivir un déjà vu cuando los participantes se adentraron en escenas con disposiciones espaciales similares a escenas anteriores que no recordaron.
Es probable que experimentar un déjà vu no esté relacionado con una vivencia mística, aunque nuestra mente nos lo haga creer así. Es simplemente que el detonador aparece y nos hace revivir un recuerdo del cual no somos plenamente conscientes al momento. Aunque Cleary reconoce que puede no ser el único factor asociado al fenómeno y para ello, se requieren más investigaciones.