Este año, las Olimpiadas de Invierno se celebraron en Sochi, un centro turístico subtropical en Rusia, cuyas temperaturas promedian poco más de los 11°C. Lo que esto realmente significa es que el gobierno ruso tuvo que recurrir a medidas un tanto extremas para cubrir las olimpiadas con nieve. Entre las muchas cosas que llegaron hacer, reporta The Verge, fue cubrir las montañas usando 450 cañones de nieve, que pueden funcionar en temperaturas de hasta 15°C. Por otro lado, en caso de que lo cañones fallaran también cuentan con una “reserva de nieve”. El año pasado se acumularon enormes cantidades de nieve en una zona rural, esta se juntó en pilas fueron cubiertas con mantas isotérmicas para evitar que se derritieran durante los meses de verano.
En el 2010 las altas temperaturas registradas en Vancouver, sede de las Olimpiadas ese año, se reflejaron en la baja cantidad de nieve. Es posible que las medidas extremas que Rusia tomó este año para convertir a Sochi en un paraíso invernal se vuelvan la norma durante estos eventos en las próximas cuatro décadas.
Cabe destacar que los cañones de nieve utilizan casi 46 mil litros de agua por minuto, de manera que la nieve “fabricada” tiene un altísimo costo ambiental.
Científicos de la Universidad de Waterloo estiman que para el año 2080, solo la mitad de los lugares que fueron anfitriones de los juegos Olímpicos de Invierno podrán serlo de nuevo de manera que: “Hacia el final del siglo XXI…ubicaciones Olímpicas reconocidas internacionalmente como Squaw Valley (E.U.A), Garmisch-Partenkirchen (Alemania)… Vancouver (Canadá) y Sochi (Rusia) simplemente no serían lo suficientemente fríos para poder ser anfitriones de los Juegos.”
Entonces ¿qué tan factibles serán las Olimpiadas de Invierno en el futuro? El mismo estudio sugiere que, en el peor de los casos, para el 2039, solo existirá una décima parte de los centros de esquí actuales.