Distintas criaturas míticas han acompañado al ser humano a lo largo de su historia que parece que se rehusan a abandonar el imaginario colectivo y extrañamente muchas de ellas son tan antiguas casi como el humano mismo. Aunque muchos creen que el origen de los dragones se limita al medioevo, lo cierto es que han aparecido en distintas formas a lo largo y ancho del planeta desde mucho tiempo atrás, este es el origen de los dragones.
Muchas criaturas aparecen en los relatos históricos y hay que tener cuidado pues existe una delgada línea entre considerarlos seres reales pertenecientes a una taxonomía natural o encerrarlos en el mundo de los críptidos. Lo cierto es que la existencia de muchos estos seres mitológicos no está probada en lo más mínimo pese a que los relatos persisten.
En la modernidad tenemos un sinfín de ejemplos como el monstruo del lago Ness o la leyenda de las sirenas, pero en la antigüedad surgieron otras criaturas mucho más épicas. El dragón es una de ellas, se ha posicionado como un ícono de fuerza y poderío desde tiempos inmemoriales y aunque la palabra misma en inglés, apareció por primera vez en siglo XIII, ya bien entrado el medioevo, las referencias a seres de este tipo han aparecido desde incluso antes de la era común.
Desde China hasta los mayas
“En el mundo de los animales fantásticos, el dragón es único. Ninguna otra criatura imaginaria ha aparecido en una variedad tan rica de formas”, apunta el zoólogo Desmond Morris en el prólogo de ‘Dragones. Una historia ilustrada’ (1995), obra de Karl Shuker.
El dragón se destaca por posicionarse como universal, como una constante que aparece una y otra vez desde la antigua China, hasta Egipto y pasando por los pueblos tradicionales mesopotámicos. Eso sí, tal como lo apunta Desmond Morris, en cada región ha aparecido con una morfología específica, aunque las referencias al dragón son ineludibles.
Pero quizá la idea hegemónica de los dragones proviene principalmente de dos concepciones. La primera es el antiguo pensamiento chino que concibe a la figura de la serpiente con cuatro patas, controladora el agua y las fuerzas de la buena suerte, como la representación del poder en carne propia. Además, también toma elementos de la concepción europea principalmente de occidente, que mira a estos grandes reptiles como seres de cuatro patas, aladas y malévolas que expulsan fuego por su gran hocico.
La representación draconiana más antigua que se ha encontrado, son unos amuletos tallados en jade que pertenecieron a la cultura Hongshan que vivió en la Antigua China entre 6,700 y 4,900 años atrás. De forma serpentiformes, se parecen en gran medida a los primigenios mediterráneos. Pero no es hasta la Grecia clásica que se encuentran los primeros vocablos referentes a los impetuosos dragones. Etimológicamente la palabra ‘dragón’, proviene del griego antiguo ‘δράκων’ (drakón) que se traduce literalmente como ‘víbora’. Se sabe que a su vez drakón proviene del verbo ‘δέρκομαι’ (dérkomai) que significa ‘mirar fijamente’. Por lo tanto, los dragones tendrían que ser criaturas reptiles, principalmente serpientes que clavan la mirada.
Pero los chinos y los griegos no fueron los únicos que escribieron sobre reptiles poderosos, los egipcios también lo hicieron. La referencia egipcia más clara viene intrínseca con el concepto del día y la noche, pues adoraban al dios Apophis (o Apep) que había declarado la guerra a Ra (dios del Sol). Cada noche Apophis cuya forma era una serpiente gigantesca, perseguí a a muerte a Ra y era la forma en la que concebían el ciclo de luz y oscuridad.
Los mayas y aztecas no se quedan atrás, sus dioses principales Kukulkán y Quetzalcoatl tienen forma de serpiente emplumada y ambos están relacionados con la creación misma del universo desde la consmovisión de sus culturas. La serpiente emplumada es la efigie misma de la majestuosa de los dragones cuya figura es tan distinta y tan universal a la vez.
Las antiguas tradiciones que incluyen la veneración a dragones de distinta índole son intrigantes y aunque se ha teorizado que podría ser gracias al descubrimiento de fósiles de dinosaurios por parte de nuestros antepasados, no existen pruebas que lo sustenten.
Extrañamente todos los registros de creencias sobre encontrar cadáveres de dragones, están relacionados con esqueletos de mamíferos. Como por ejemplo las llamadas Cavernas del Dragón europeas que recibían su nombre debido al descubrimiento de supuestos esqueletos de dragón, pero que más adelante se comprobó que se trataba de osos de las cavernas.