Antes cada zona de la Tierra podía reconocerse por ser templada, caliente, fría, etc. Ahora, el planeta parece experimentar transformaciones nunca vistas. Se creía que al clima le tomaba milenios cambiar, sin embargo, los últimos años resaltan una improvisación climática poco común. En palabras de la NASA, “la Tierra está atrapando calor sin precedentes” y esto sugiere un desequilibrio importante.
De acuerdo con el estudio realizado por la NASA en conjunto con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), la Tierra está reteniendo el doble de calor ahora que a principios de los 2000.
¿Por qué hay más calor en la Tierra?
Según la investigación, la clave está en la evaluación del desequilibrio energético del planeta. Esto se refiere a medir la energía que entra y sale de la atmósfera terrestre a través de sensores satelitales (método CERES). Así como medir con una red global de flotadores oceánicos la energía en el océano (método Argo). Fue mediante estos sistemas que se descubrió que la Tierra retiene más energía de la que libera.
Si la energía permanece en el planeta, entonces se vuelve natural que se caliente. Desde este sentido, los sistemas de medición comprueban que existe un desequilibrio energético de la Tierra y está siendo el doble que en 2005.
Las causas del desequilibrio energético
Desafortunadamente (o incluso afortunadamente), las causas del masivo calentamiento nos son familiares. Los científicos apuntan a causas naturales entre mezcladas con actividades humanas. Es cierto que el planeta atraviesa ciclos con distintas transformaciones, pero el ser humano ha impulsado ciertos fenómenos.
Por ejemplo, las emisiones de gases de efecto invernadero. Es bien sabido que las actividades antropogénicas producen emisiones que evitan que el calor escape a la atmósfera. Sabemos que esto provoca variaciones directas sobre la nieve, el hielo, las nubes y por ende toda la cadena climática, pero siguen elevándose.
Asimismo, está la Oscilación Decadal del Pacífico, un patrón natural de transformación climática en el Océano Pacífico que produce un fenómeno reconocido como El Niño, el cual pasa de una fase fría a cálida exacerbando el desequilibrio energético.
“Es un exceso de energía lo que está siendo absorbido por el planeta, por lo que significará más aumentos en las temperaturas y más derretimiento de la nieve y el hielo marino, lo que provocará un aumento del nivel del mar […]” –Norman Loeb autor del estudio.
Los efectos visibles y los que aún son invisibles
Un calentamiento acelerado de la Tierra producirá cambios. Los efectos comienzan en la alteración de las circulaciones atmosféricas y de ahí se desprenden eventos como: fuertes sequías, intensas lluvias, inundaciones, acidificación marina, temperaturas gélidas o bien olas de calor.
Recientemente el norte de Estados Unidos y Canadá experimentan temperaturas de calor históricas, principalmente para los habitantes del noroeste del Pacífico. Expertos informan que estas zonas están encerradas en un “domo de calor”, un fenómeno poco común.
Las temperaturas se han duplicado en la última década y todo se relaciona con el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Asimismo, Argentina está bajo alerta sobre una ola de frío polar, situaciones que no son frecuentes en estas zonas.
Si no queremos acostumbrarnos a vivir fenómenos climáticos drásticos, entonces las acciones del ser humano deberán transformarse. Sabemos que el planeta sobrevivirá, pero esto se trata de garantizar nuestra supervivencia.