El hielo es una suerte de cápsula del tiempo. En territorios gélidos como Alaska, Rusia o Noruega, el hielo ha podido atesorar infinidad de objetos y cuerpos alguna vez vivos que proyectan la evolución de la vida. Gracias a estos registros encapsulados se han llegado a encontrar restos de animales extintos de los que no se tenía conocimiento, e incluso vestigios de un bosque entero. Recientemente en Noruega, una serie de artefactos y ropajes de la Edad de Hierro fueron encontrados en la profundidad de la nieve, objetos que se estima, tienen alrededor de 6 mil años.
Como toda apreciable huella de la historia humana, se trata de objetos que derraman un poco de nostalgia y suma belleza. Las reliquias que han sido recientemente expuestas tienen un valor histórico fundamental, ya que, a diferencia de los glaciares –que tienden a aplastar y destruir objetos a medida que se mueven montaña abajo–, la mayoría de los artefactos encontrados de Noruega se recuperan de la huella de hielo y son encontrados en perfectas condiciones.
Esto sin duda es una gran noticia para la arqueología. Sin embargo, la aparición de estos artefactos tiene un trasfondo lamentable, y es que lograron ser vistos debido a los estragos del cambio climático; una flecha, túnicas, un esquí de madera y demás objetos encontrados en las montañas nórdicas, no habrían podido aparecer sin el paulatino derretimiento del hielo alpino.
El hielo que actualmente se está derritiendo, y por el cual quizá caminaban grandes conquistadores vikingos, tiene más de 7 mil años de existencia, según un estudio reciente. Durante todo este tiempo, el territorio permaneció intacto gracias a que existe una capa de hielo que se derrite y se vuelve a formar periódicamente y de manera natural, mientras que en otro nivel subyace una capa a la que jamás llegaba el calor del verano… hasta ahora.
Al igual que hace siglos, durante la Edad de Bronce nórdica, estos parajes están experimentando un intempestivo cambio climático. La diferencia es que en aquel entonces fue por causas naturales, y de hecho los escandinavos lo atribuyeron a una leyenda mitológica llamada Fimbulwinter. Hoy, el cambio climático en esta región tiene raíces completamente antropogénicas.
El hallazgo de estos increíbles objetos –más allá de la fascinación arqueológica– devela cuánto está aumentando la temperatura de la tierra. Y que probablemente nos estemos aproximando al pronosticado momento irreversible del cambio climático.
*Imágenes: Secrets of the Ice/Oppland County Council