No queremos asustarte, pero si eso provocase un cambio en tu uso del plástico, entonces preferimos arriesgarnos. Seguramente a esta hora del día estás pensando en qué será bueno comer. Podemos sugerirte una sopa o tal vez un poco de verduras, o ¿qué te parece un poco de plástico?
Imagen: Reuters
Parece broma, pero la verdad es que el plástico ya está incluido en nuestra dieta, aunque nosotros no podamos verlo. La cadena de información Reuters mostró una infografía titulada “Un plato de plástico”. En esta pequeña cápsula de información visualizamos la cantidad de microplásticos que comemos en distintos lapsos.
Nuestra cultura de “usar y tirar” ha incentivado la contaminación plástica a tal extremo que en casi todo lo que consumimos hay plástico. El océano no es el único lleno de plásticos de un solo uso: nuestro cuerpo es un almacén de pequeñas partículas plásticas.
Y esto, lamentablemente, es algo que no va a cambiar hasta que eliminemos por completo el plástico de un solo uso. El reciclaje es insuficiente para la cantidad masiva de basura que producimos diariamente. Y sí, no queremos asustarte. Pero si eso ayudará a que todos cambiemos nuestro chip sobre el consumo de plástico, evitemos problemas de salud y salvemos miles de vidas humanas y de otras especies, entonces hagámoslo.
El plástico que vive en tu cuerpo
De acuerdo con los datos obtenidos por Reuters, cada semana comemos 5 gramos de plástico, cada mes 21 gramos, cada 6 meses 125 gramos, cada año 250 gramos, cada 10 años 2.5 kilogramos y en toda nuestra vida 20 kilogramos.
Estas minúsculas partículas pueden afectar directamente el sistema endocrino y, por ende, interfieren en los sistemas reproductivos de humanos y animales. Estas moléculas, que fueron diseñadas para durar largos períodos, son un problema grave.
Imagen: Reuters
Cuando se originó el plástico, seguramente se pensaba en un material que resistiera y fuera interminable. Pero jamás se pensó que este material pudiera incluso terminar con nuestra vida o por lo menos dañarla severamente.
Todavía tenemos tiempo para revertir este comportamiento. Eliminemos este material de la comida de las próximas generaciones. Pensar en nuestro cuerpo lleno de plástico no es una idea cómoda o saludable; si queremos es mejorar nuestra vida, empecemos por no usar lo que nos daña.