Desde hace unos meses la Organización Meteorológica Mundial (OMM) había declarado el posible regreso del fenómeno conocido como la Niña para finales de 2021. Aunque no se conocía con certeza el comportamiento del clima y se esperaba que retrocediera, sin embargo, se ha confirmado que por segundo año consecutivo la niña se ha activado en el Pacífico Oriental.
Por segundo año La Niña se instala en el Pacífico
Una imagen captada por el satélite Sentinel-6 Michael Freilich, muestra las condiciones meteorológicas en el Océano Pacífico Central y Oriental observadas del 26 de noviembre de 2021. Según el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, el globo terráqueo muestra anomalías en la altura de la superficie marina. Los tonos azulados muestran niveles más bajos del mar que el promedio. Las condiciones normales de niveles del mar aparecen en coloración blanca, mientras que las zonas rojas indican áreas más altas que el promedio.

Sentinel-6/JPL/NASA
Gracias a esta imagen que marca la contracción y expansión de la superficie oceánica, es posible conocer las temperaturas. “La Niña de intensidad moderada se puede ver en los datos de Sentinel-6 como un área de nivel del mar más bajo de lo normal a lo largo y por debajo del Ecuador en el Pacífico central y oriental”, explica Josh Willis, científico climático y oceanógrafo de JPL. Agregó que la depresión profunda sobre el Ecuador no es la masa de agua de La Niña. Sino que es un cambio en la contracorriente ecuatorial del norte. Misma que tiende a fortalecerse durante los eventos de La Niña.
Posibles incidencias del fenómeno meteorológico
La Niña podría provocar lluvias más bajas de lo normal durante el invierno en el suroeste de los Estados Unidos. Y aunque puede no resultar un fenómeno con un impacto dramático en esta región, sigue siendo una señal no deseada para un área que ya de por sí se encuentra sumida en una gran sequía. No obstante, en contraparte regiones como Australia, Centroamérica y el Sur de África, podrían experimentar un aumento en las precipitaciones de corta duración pero gran descarga. Las inundaciones podrían aparecer de nueva cuenta como consecuencia de La Niña.

Predicciones de las fases cálidas y secas del Niño y la Niña, para diferentes regiones del mundo, en distintas temporadas del año. JPL/NASA
El Centro de Predicción Climática de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de los EE. UU, predijo que estas condiciones perdurarán durante el invierno en el hemisferio norte. Igualmente dijo que existe un 60% de probabilidades de que el océano retorne a sus condiciones normales durante el periodo que va de abril a julio de 2022.
¿Qué es la Niña?
La Niña es un fenómeno meteorológico que produce un enfriamiento en la temperatura de las superficies oceánicas del Pacífico centro y oriente ecuatorial. En consecuencia, modifica temporalmente las corrientes de los vientos, incidiendo directamente sobre las precipitaciones. Y aunque la Niña se vea como un fenómeno en solitario, en realidad es sólo una parte de un ciclo natural que incide de manera global y cuyo nombre es ‘El Niño-Oscilación del Sur’ (ENOS).
Este ciclo tiene dos extremos, por un lado está El Niño en donde se presentan temperaturas cálidas y en ocasiones sequías. Y por el otro, está La Niña, que es la fase fría del fenómeno meteorológico. Cualquiera de estos dos extremos se suscita sobre las regiones tropicales y pueden alargarse por varios meses, causando cambios en las condiciones climáticas, especialmente en las precipitaciones.
Se sabe que dichos fenómenos han aparecido de manera natural desde tiempos antiguos. Aunque en el presente están sometidos a otro cambio importante causado por las actividades antropogénicas, el calentamiento global.
“El Niño y La Niña son importantes condicionantes naturales del sistema climático de la Tierra. Pero todos los fenómenos climáticos naturales se producen actualmente en un contexto de cambio climático que es producto de la actividad humana, que está exacerbando las condiciones meteorológicas extremas y que está afectando el ciclo del agua”, explica el Secretario General de la OMM, Petteri Taalas.