Paisajes que parecen de otro mundo se alzan entre las principales regiones del desierto de Ah-Shi-Sle-Pah, un complejo prehistórico que vive dentro de la cuenca árida de San Juán, al noreste de Nuevo México. Aquí se pueden encontrar los fósiles más enigmáticos que no sólo pertenecen a dinosaurios, sino a árboles que han quedado de pie petrificados y las famosas ‘chimeneas de hadas’.
Con colores ocres y una geología sorprendente de millones de años, el paisaje esculpido por el paso del viento y los sedimentos parece un cuadro salido del mismo Marte. Se encuentra en medio del desierto de Nuevo México y cubre 6 mil 563 acres de tierra, una maravilla oculta en donde se pueden observar columnas rocosas naturales llamadas hoodoos o ‘chimeneas de hadas’.
Desierto de Ah-Shi-Sle-Pah
El nombre de Ah-Shi-Sle-Pah proviene de la transliteración fonética del navajó ‘áshįįh łibá’ que significa ‘sal gris’. Este desierto es tan peculiar debido a su edad geológica que no sólo se encuentran fósiles de plantas y animales actuales, sino que se han encontrado restos de cocodrilos prehistóricos, tortugas, peces y dinosaurios que están esparcidos por todo el terreno. Pero lo que lo diferencia de otras regiones peleontológicamente importantes, es que en esta región del desierto también hay madera petrificada, tocones verticales con raíces que hablan de un planeta prehistórico, un paisaje que ha quedado intacto ante el paso del tiempo.
Con relieves marcados por hoodoos también llamados ‘chimeneas de hadas’, sorprende a sus visitantes. Las chimeneas de hadas son agujas de roca altas y delgadas que han sido esculpidas por el paso del viento y el agua sobre la arenisca, así con el transcurso de los millones de años se obtiene un paisaje sumamente peculiar. Algunas de las agujas miden apenas el tamaño de una persona, pero hay muchas otras que se elevan por cientos de metros hacia el cielo.
Geológicamente la composición del desierto de Ah-Shi-Sle-Pah está dada por capas de arenisca, equisto, lutita y carbón bituminoso que según los expertos, fueron depositados en la región hace 75 millones de años, durante el Cretácico tardío. Tuvieron que pasar 75 mil milenios de viento, agua y hielo para que la meteorización y la erosión finalmente diera vida a las capas de colores ocre que son responsables del paisaje surrealista.
Actualmente el desierto de Ah-Shi-Sle-Pah se encuentra protegido por el Área de Estudio de Vida Silvestre de los Estados Unidos y está prohibida la extracción de fósiles, pero en un pasado fue tan importante que personalidades como Charles Hazelius Sternberg, considerado como un cazador de dinosaurios, visitó la región en el verano de 1921. Hazelius logró recolectar distintos fósiles de reptiles gigantes del tipo ceratópsido que se exhiben hoy en día en el Museo de la Evolución de la Universidad de Uppsala, Suecia.