En los últimos tiempos, diversos sectores de las religiones más importantes han volcado su atención hacia los problemas ambientales. La Iglesia de Inglaterra, por ejemplo, ha llamado a sus feligreses a realizar la tradicional Cuaresma… pero sin plástico.
Ahora, las religiones del mundo se unen contra la deforestación.
Aulia Erlangga
Tras poco más de 1 año de haber anunciado su creación, la ONU lanzará la Iniciativa Interreligiosa por los Bosques Tropicales. Con ésta se busca que la religión, junto con todas las conciencias a las que moviliza, se convierta en un agente de cambio contra la deforestación, misma que está contribuyendo a nuestra paulatina extinción.
Y es que la tierra está agotada. Un 75% de las áreas de cultivo ya no son fértiles. A ello, y a la degradación de la biodiversidad, está contribuyendo la deforestación. Más aún: la tala indiscriminada en los bosques tropicales, llevada a cabo por la industria extractiva y agrícola podría tener graves impactos sobre la atmósfera, pues según la ONU, éstos capturan 1/3 de todos los gases de efecto invernadero.
Cada minuto se tala el equivalente a 32 canchas de fútbol
en distintas selvas del mundo.
La Iniciativa Interreligiosa por los Bosques Tropicales reunirá a líderes religiosos de 11 religiones, entre ellos cristianos, musulmanes, judíos, budistas, hindus y taoístas, que trabajarán codo a codo con las comunidades indígenas de países como Brasil, Colombia y Perú –que comparten la Amazonia, hoy en riesgo–, así como el Congo e Indonesia. A la misión de parar la deforestación le llaman los sectores religiosos, en su declaración publicada en noviembre de 2018, una “tarea sagrada”:
Nuestra misión de enseñanza de las palabras sagradas incluye también la denuncia de todo aquello que afecta el sano metabolismo entre la naturaleza y la sociedad y que se expresa, por ejemplo, en una acelerada e irracional extracción de las riquezas naturales de los territorios, convertidas en mercancías (materias primas) que hacen parte del juego especulativo de los mercados financieros del mundo.
Y afirman:
Nos une una preocupación y un compromiso que trascienden las fronteras de nuestras religiones y espiritualidades.
Los esfuerzos de esta iniciativa incluirán educación amplia sobre los bosques y su cuidado, así como sobre la relación entre las cuestiones ambientales y la religión –lo que han llamado “ecoteología”–. Sin duda esta es una nueva corriente que habrá que seguir de cerca, pues ante la catástrofe en ciernes jamás sobrarán los aliados.