Blanco polen de mundos, dulce color blanco que entreteje el paladar, como un juego de niños, la leche de vaca está presente en la humanidad.
No son espumas de olas, ni albas crines, ni azucenas, sino helado, mantequilla, yogur, queso y un vaso frío de néctar blanco, la leche de vaca siempre ha estado presente en nuestra dieta, pero ¿por qué?
El consumo de leche en la Historia se remonta a la antigüedad, hacia el año 9 mil años a.C., pero no fue hasta finales del siglo XIX cuando comenzó a frecuentarse su ingesta a la población en general. Hoy día, es una de las bebidas más recomendadas.
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Cuándo empezó el ser humano a consumir leche de vaca
El consumo de leche evolucionó hasta que, en los siglos XIX-XX, cualquier persona, adulto o niño, incluía leche de vaca de manera rutinaria en su alimentación, considerada como un alimento saludable y seguro.
Fue entonces cuando la nutrición se desarrolló como disciplina científica y la leche empezó a brillar con luz propia dentro del marco de una dieta variada y equilibrada, donde el consumo de lácteos está recomendado entre 2 y 3 raciones al día. Pero, para lograr esté pasó se necesitaron varias cosas, principalmente el que se pudiera digerir.
Nuestros antepasados, como todos los mamíferos, no podían digerir la leche después de la infancia, e incluso hoy se calcula que el 68 por ciento de la población humana mundial es intolerante a la lactosa, sin embargo es recomendada.
De hecho, en las primeras comunidades asentadas, como la protociudad de Çatalhöyük, en la Turquía actual, la leche formaba parte de una dieta variada dado es un alimento básico para los antiguos pastores, un modo de vida móvil basado en rebaños de ovejas, cabras y vacas.
Los investigadores que analizan la placa dental antigua han identificado individuos que consumían leche de cabra hace 6 mil años en África oriental, donde el pastoreo ofrecía ventajas reales.
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Un origen poco común
Entender el paso de la leche de vaca, a ser un alimento retoma su origen, leche como baño de belleza
La última reina de Egipto, admirada por su belleza, combinaba leche y miel para conseguir una piel tan suave como ninguna otra mujer en aquella época, gracias a que limpiaba las células de su cuerpo y le relajaba. Esta hizo que la leche fuese tan apreciada por griegos y egipcios que constituía para ellos un cosmético muy valioso.
Pero, no fue hasta la leyenda de Rómulo y Remo, amamantados por una loba, que se pensó en la leche de vaca como un alimento primordial para la humanidad. Según dice la tradición romana, ésta les acogió como su madre adoptiva tras su abandono, hasta que fueron de nuevo adoptados por un pastor que los crió junto a su mujer.
Después de eso, durante siglos esta fue la norma en diversos lugares del mundo: las personas que comían mantequilla y bebían leche eran extraños e incivilizados.