Todos anhelamos la felicidad y opinamos acerca de ella. Sin embargo, definir, medir y ponernos de acuerdo sobre cómo alcanzar la felicidad es complejo. Cada vez son más las disciplinas que se interesan en estudiar y “medir” de alguna manera qué nos hace felices y cómo obtenemos esta gratificación.
Los economistas han diseñado mediciones (elaborando ecuaciones) y otros instrumentos para saber qué países son los más felices. Pero, a pesar de lo subjetivo que pueda parecer definir la felicidad, los economistas reportan que hay suficientes datos estadísticos para considerar que el ingreso ecoómico, la estabilidad y la seguridad social, así como gozar de empleo y tiempo libre, tiene un impacto plausible en nuestra percepción de ser felices.
Sin embargo, no siempre esta percepción racional de felicidad se traduce en felicidad personal.
Felicidad de la mano del otro

Fotografía: Laura Makabresku
No podemos hablar de felicidad sin hablar de la vida en pareja: del amor al otro y del amor propio. Uno de los ingredientes más elementales en la vida de los seres humanos son las relaciones interpersonales. En el acto de socialización y comunicación con el otro surgen los deseos más primigenios del ser humano: establecer una relación de pareja es uno de ellos. Desafortunadamente, en una época como la nuestra, donde solemos llevar todo a los extremos (inmediatez o tradicionalismos sociales baratos), cada vez son más las personas que, sin darse cuenta, mantienen relaciones de pareja que no son estimulantes, mucho menos felices (y derivado de ello, comienzan a buscar estímulo en otros lugares), o bien, sin notarlo, se encuentran atados a una vida que ya no les pertenece.
Es importante recalcar que, más allá del romanticismo o el amor al otro, cada quien debe tomar en cuenta el amor propio y valorar lo que realmente quiere. Y, no menos importante, se debe priorizar el acto de transición del romance al compañerismo, para que una relación funcione de verdad.
Los expertos de la conducta, la sociología, la genética y la economía parecen coincidir en que los pensamientos, los hábitos, las actitudes y sobre todo las decisiones, son lo que verdaderamente moldea nuestra experiencia de satisfacción y alegría, y no fundamentalmente las personas con las que pasamos la vida.
La ciencia detrás de una relación feliz

Fotografía: Laura Makabresku
Aprender a y ser capaces de generar bienestar es una piedra de toque para la sociedad en ciernes. A continuación, esta infografía titulada “La ciencia detrás de una relación feliz”, realizada por la plataforma Happify, destaca datos clave que nos comparte la ciencia, para quien busca alcanzar formas alternativas de ser feliz, de la mano de otro individuo.
Se lee, por ejemplo, que el factor determinante para que una pareja se sienta satisfecha con el sexo, el romance y la pasión es, sin duda, cultivar una poderosa amistad. De ahí que se piense que las parejas más felices hablan más (en promedio, 5 horas o más en 1 semana).
Practicar interacciones positivas en el día es también una forma de mantener una relación sana y feliz. Hacer un gesto significativo para la otra persona (cocinar la cena, o regalar un pequeño obsequio de poco valor material), decir un cumplido, revivir momentos juntos o mostrar interés por los logros o vivencias del otro son algunas formas de hacerlo. Siguiendo la infografía, las parejas felices tienen sexo dos o tres veces por semana (en promedio), como resultado positivo de lo anteriormente mencionado, y no en sí como un acto que vaya a causar la felicidad.
Según la ciencia, las parejas felices también practican la celebración de sus triunfos; sean pequeños o grandes, para ambos siempre serán grandes logros.
La infografía menciona, también, que vivir nuevas experiencias juntos incrementa notablemente la felicidad en pareja y la satisfacción con ésta. Ya sea que viajen a lugares remotos, frecuenten exposiciones museísticas, salgan a caminar, a cenar o inclusive vayan a un concierto, el tiempo juntos siempre será tiempo de calidad si saben afrontar en conjunto las adversidades, o bien, disfrutar juntos de lo que están experimentando.
Las parejas más felices sacan lo mejor de cada uno, y se ayudan el uno al otro a llegar a sus máximos ideales.
Cuando participan en una pelea muestran un poco de humor, expresan afecto, o conceden la razón a un punto que ha expresado el otro.
Basado en un estudio británico, quienes están más felices con sus matrimonios no tienen hijos y tienen sus carreras terminadas. Por otro lado, otra investigación mencionada en el infográfico describe que las parejas norteamericanas analizadas declararon que lo que hace feliz a sus matrimonios, en orden de prioridad, es el amor, hacer un compromiso de por vida y el compañerismo. Siguiendo las estadísticas, la experiencia de tener un hijo causa un impacto de felicidad de 33% en las parejas, mientras que un 67% experimenta una gran caída en la satisfacción matrimonial.
*También en Ecoosfera: Apuntes sobre la cosmovisión de la felicidad de Einstein
*Ilustración: James Chia Han Lee