Para quienes se han reunido a lo largo de los siglos en Stonehenge, probablemente estaba claro cómo el Sol pudo influir en su diseño, pero recientes descubrimientos apuntan a un vinculo lunar. A lo que crea la pregunta ¿Stonehenge y otros posibles monumentos megalíticos del mundo también se alinean con la Luna?
Para contestar está pregunta, este verano, los arqueólogos están utilizando un fenómeno lunar poco conocido que se produce cada 18.6 años para investigarlo como parte de su trabajo para entender por qué se construyó Stonehenge.
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La luna pudo haber influido en la construcción de Stonehenge
Cada 18.6 años se produce un fenómeno astronómico conocido como la “gran parada lunar”, durante el cual nuestro satélite sale y se pone desde los dos extremos más alejados del horizonte en la Tierra. El motivo de tanta expectativa no es solamente su poca frecuencia, sino que English Heritage, la institución que protege monumentos históricos en Gran Bretaña, ha anunciado su intención de estudiar si existe una conexión entre este fenómeno y el famoso monumento megalítico conocido como Stonehenge.
Y es que, la relación entre la construcción de Stonehenge y el Sol es muy conocida: sus elementos están orientados para marcar la salida y la puesta de nuestro astro durante los solsticios. Esta alineación hace pensar el monumento fue un tipo de ritual o festividad, y que muy probablemente su construcción también tenga alguna asociación con los movimientos de la Luna, aunque hasta ahora es desconocida.
Al igual que el sol, la luna sale por el este y se pone por el oeste. Sin embargo, la salida y la puesta de la luna se desplazan de norte a sur y viceversa en el espacio de un mes. Los extremos norte y sur también cambian en un periodo de unos 18 años y medio. El estancamiento lunar es cuando la salida y la puesta de la luna más septentrional y meridional están más alejadas, dado este aspecto es que se aprovechará el evento único lunar para analizarlo.
Sobretodo porque Stonehenge está formado por dos tipos de piedra: piedras de sarsén más grandes y piedras azules más pequeñas que forman dos círculos concéntricos, mismas que forman un rectángulo alrededor del círculo, se alinean aproximadamente con las posiciones extremas de la Luna durante la parada lunar.
De comprobarse está teoría, quiere decir que los movimientos lunares habrían sido observados durante las primeras fases de construcción de Stonehenge y habrían influido decisivamente en su diseño, y podrían ayudar a desvelar algún misterio más de todos los que rodean este enigmático conjunto de piedra.