Pronto podrías estar jugando a juegos de realidad virtual en el autobús, gracias a unos auriculares que traducen el movimiento de tus dedos en movimientos corporales mucho mayores en el mundo virtual.
Normalmente, los cascos de RV requieren un espacio amplio para utilizarlos con seguridad, porque los juegos que ejecutan suelen requerir gesticulaciones y otros movimientos físicos de gran envergadura. “El problema es que quizá no puedas utilizar gestos de todo el cuerpo en todas partes. Imagina que estás en un transporte público, podrías atropellar a alguien”, explica Wen-Jie Tseng, de la universidad francesa Télécom Paris.
Así que Tseng y sus colegas han creado un software llamado FingerMapper para evitar que los usuarios de RV se golpeen las manos contra objetos u otras personas cuando utilicen auriculares en público.
Se ejecuta en los cascos de RV Oculus Quest, que tienen cámaras que permiten al software identificar y seguir las extremidades del usuario. FingerMapper permite que el casco mapee el movimiento de los dedos índice de un usuario al brazo correspondiente en la realidad virtual, reduciendo la cantidad de espacio necesario en el mundo real.
Tseng afirma que es sorprendentemente fácil acostumbrarse al sistema, pero que acciones como cerrar el puño no pueden trasladarse directamente a la RV porque el movimiento detectado de tus dedos reales se utiliza para controlar los brazos virtuales. Para solucionar esto, el equipo hizo que los usuarios pudieran mover los pulgares para activar su agarre virtual.
“La idea es que en el futuro, probablemente dentro de 10 años, la gente pueda llevar estas pantallas montadas en la cabeza a todas partes”, dice Tseng. Tus acciones no serán tan precisas ni tan expresivas como si usaras todo el cuerpo para controlar tus movimientos virtuales, “pero sigue funcionando cuando estás haciendo el trayecto”, dice.
Usar FingerMapper en público probablemente atraerá miradas extrañas por ahora, pero esto cambiará con el tiempo, igual que ver a alguien navegando en un smartphone ha pasado de ser raro a ser una parte esperada de la vida, dice Tseng.