Dentro de cada suceso en el universo hay factores probables e improbables. La entropía, en sentido resumido, es algo así como el número de posibilidades en las que puede convertirse ese suceso u objeto (aunque lo creamos o no posible). Algunos científicos la describen como el estado de caos o máximo desorden, pero hoy exploraremos otras visiones, porque incluso en el más infinito desorden existe un orden.
La clave para entender el funcionamiento de la entropía recae en una sencilla frase: todo evoluciona a su configuración más probable. Esto significa que el universo dispone o manifiesta los distintos estados de los objetos no necesariamente como el ser humano intuye. Por ejemplo, al arrojar un objeto de vidrio al suelo lo más posible es que caiga y se rompa en varios pedazos.
Hasta este punto sabemos que se romperá, pero no sabemos cómo. Si volvemos a unir los pedazos de vidrio, ¿qué posibilidades hay de qué tomen su forma original? Sabemos que las probabilidades de que vuelva a ser el mismo objeto son imposibles, pero realmente no hay ninguna ley de física que compruebe que no es posible. Simplemente, por entropía, sucederá lo más probable.
Sin embargo, la entropía se relaciona con la segunda ley de la termodinámica de una forma muy particular. Esta ley establece que el cambio espontáneo de un proceso irreversible que no está sometido a ninguna fuerza ni intercambio de energía con el entorno siempre procede en la dirección de una entropía creciente.
Por lo tanto, regresando al ejemplo del vidrio, sólo si el objeto de vidrio está expuesto a los elementos que le permitan recuperar su forma podrá hacerlo. De lo contrario, seguirá el camino de la entropía. Ahora que sabemos qué significa este confuso concepto…
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¿Para qué nos sirve la entropía?
De acuerdo con los expertos, la entropía funciona para establecer “la flecha del tiempo”. Esto quiere decir que, por ley, la entropía nos permite entender que el universo se encuentra en constante evolución. En pocas palabras, si la entropía sugiere que las cosas o sucesos siguen el camino más probable, hay posibilidades de marcar un antes y un después. Así podemos discernir el pasado y el futuro, establecemos el tiempo.
Antes de romper el objeto de vidrio sabíamos que era un objeto completo y estructurado; con el paso del tiempo y la mágica aparición de la entropía supimos que se rompió y no volverá a su estado a menos de que hagamos algo en el futuro para cambiar el pasado. ¡Extraordinario!