La ciencia sismológica se enfrenta a grandes retos para comprender la ocurrencia de grandes movimientos en las placas tectónicas que ocasionan terremotos. Hasta la fecha no existe un patrón o señales que puedan predecir un sismo de gran magnitud, sin embargo, la Tierra funciona de maneras misteriosas y nueva evidencia ha salido a la luz sobre la relación que puede haber entre los terremotos y las grandes tormentas.
Shimon Wdowinski es un geólogo de la Universidad de Miami, Florida, que ha dedicado su vida al estudio de los movimientos de la Tierra. Y como parte de su investigación, notó una extraña coincidencia que más tarde se volvió la premisa de uno de sus estudios. Se percató de que existe una conexión entre grandes tormentas y terremotos.
Según Wdowinski, el devastador terremoto que azoto Haití a principios de 2010, ocurrió 18 meses después de que el país fuera el escenario de varios huracanes y tormentas tropicales de gran magnitud.
Esta no es la única coincidencia, otro terremoto de 6.4 de magnitud ocurrió en Taiwán en 2009, sólo siete meses después de que el tifón (en Asia los huracanes reciben el nombre de tifones) Morakot tocara tierra en la isla. En aquella ocasión, Morakot descargó 2.9 metros de lluvia por cada metro cuadrado, en tan sólo cinco días. Para ponerlo en contexto, esa cantidad de agua es equivalente a cinco veces la precipitación total anual promedio de la ciudad de San Francisco, sin embargo, en Taiwán se precipitó en tan sólo cinco días.
Terremotos ocasionados por la erosión de la lluvia
Wdosinski llama a este fenómeno como “desastre desencadenante de desastres” y según su perspectiva, tiene una explicación científica. Para probar su hipótesis, el geólogo se dedicó a estudiar los registros meteorológicos y sísmicos de los últimos 50 años en Taiwán, que es una isla caracterizada por sus grandes movimientos telúricos y tormentas severas.
Descubrió distintas coincidencias que separan a grandes tifones y tormentas de terremotos, por meses o años de diferencia. Por ejemplo, se percató de que en 1999 Taiwán fue escenario de un terremoto de 7.6 de magnitud, tres años después de que el tifón Herb descarga en la isla 2 metros de lluvia.
La conclusión de Wdosinski fue que los sismos mayores de magnitud 6, tenían cinco veces más probabilidades de ocurrir dentro de los cuatro años posteriores a los tifones, que si los tifones no hubieran ocurrido en primer lugar. Pero, ¿por qué llegó a esta conclusión?
La explicación del geólogo indica que el peso en sí del agua no es suficiente para generar el movimiento de las placas tectónicas, en cambio, la erosión resultante de los deslizamientos de tierra posteriores a las tormentas, sí pueden generar un efecto en las placas.
“Hay menos estrés [en las rocas subyacentes] y es más fácil que la falla se mueva”, dijo. “Estos son pequeños cambios, pero aparentemente son suficientes para desencadenar el terremoto”.
Aunque el geólogo ha dejado por demás claro que las grandes tormentas no pueden conducir a un terremoto en lugares en donde de otro modo no ocurrirían. Es decir, los grandes huracanes y tifones sólo podrían relacionarse con movimientos sísmicos, allí donde las placas tectónicas están comprometidas.
No es el único que ha encontrado coincidencias
Otros investigadores ya han comenzado a indagar en la correlación entre tormentas y sismos, y han encontrado efectos similares en el Himalaya. El Himalaya es el escenario perfecto para estudiar este tipo de conexiones, ya que cada año los fuertes monzones de verano, arrojan una gran cantidad de agua del agua en el lado indio de la cordillera.
En sí, el Himalaya ya es una estructura consecuente del movimiento tectónico, pues fue creado gracias a la colisión de la Placa Eurasiática y la Placa India, esta última embiste hacia el norte de Eurasia, generando una enorme área de falla geológica marcada por la cordillera.
Thomas Ader, del Instituto de Tecnología de California en Pasadena, explica que cuando llegan los monzones, la enorme cantidad de agua fluye hacia las tierras bajas de la India y el enorme peso del agua, hace que la Placa India se doble ligeramente bajo la presión, generando que el borde de la placa se mueva ligeramente.
“Imagínate tener un libro grande y doblarlo por la mitad”, dice Ader. “Las páginas quieren deslizarse unas contra otras en los bordes”.
Es por eso que durante la temporada de tormentas en la cordillera del Himalaya, las probabilidades de ocurrencia de terremotos disminuyen, pues el agua presiona las placas. Sin embargo, cuando llega invierno y la gran cantidad de agua en las tierras bajas se seca, aumenta la probabilidad de que se produzcan terremotos.
Pese a las investigaciones, no hay manera de que las evidencias puedan utilizarse para el pronostico de fuertes movimientos sísmicos, aunque los investigadores sugieren que deberían tomarse en cuenta.
Referencias: Wdowinski, S. (2021). Investigating the Impacts of a Wet Typhoon on Microseismicity: A Case Study of the 2009 Typhoon Morakot in Taiwan Based on a Template Matching Catalog. Advancing Earth and Space Science, DOI