La formación de estrellas sigue siendo un misterio para los astrofísicos que intentan comprender cómo nacieron estos cuerpos masivos. Teorías existen muchas, pero hay una que agrega peso a la idea de que las estrellas no nacen solas, sino que lo hacen en camada con al menos un gemelo. Una interesante propuesta retoma esta idea y afirma que nuestra estrella huésped, el Sol, tiene un gemelo malvado perdido, que pudo haber causado la extinción de los dinosauros.
Investigadores de la Universidad de California, Berkeley y el Observatorio Astrofísico Smithsonian, indagaron en datos de radio lejanos provenientes de una nube de polvo en la constelación de Perseo. Gracias a esto, concluyeron que casi todas, sino es que todas las estrellas similares al Sol, probablemente nacen con una estrella gemela.
“Ejecutamos una serie de modelos estadísticos para ver si podíamos dar cuenta de las poblaciones relativas de estrellas individuales jóvenes y binarias de todas las separaciones en la nube molecular de Perseo, y el único modelo que podía reproducir los datos era uno en el que todas las estrellas se forman inicialmente como sistemas binarios”, dijo Steven Stahler.
Los sistemas binarios, ¿nacen o se hacen?
Desde que se descubrieron los sistemas binarios y ternarios, los astrofísicos se han preguntado si estas estrellas nacen juntas o simplemente se encuentran en el camino para permanecer unidas. No obstante, las opiniones se inclinan más hacia que en realidad nacieron al mismo tiempo, en vez de encontrarse después de consolidarse como estrellas.
Stahler y su equipo de investigación, utilizaron el Estudio de Multiplicidad y Disco Naciente del VLA (VANDAM) para mapear ondas de radio provenientes de una densa nube de polvo a unos 600 años luz de distancia que contenía estrellas nacientes. Con esto se obtuvieron datos de estrellas de Clase 0, que son estrellas bebés de menos de 500 mil años. Así como también, clasificaron grandes cantidades de estrellas Clase 1, que tienen una vida promedio de entre 500 mil años y un millón de años.
Encontraron que la mayoría de ellas eran sistemas binarios o ternarios, en comparación con las estrellas solitarias. Es por esto que concluyeron que es más probable que las estrellas parecidas a nuestro Sol, no nazcan solas. Sino que lo hagan en manada, en grupos de dos o más de dos cuerpos.
Un gemelo malvado
En ese sentido, el Sol podría tener un gemelo perdido al que teóricamente nombraron Némesis. Y la explicación del porqué no lo vemos radica en que, según la investigación, incluso las estrellas binarias están posicionadas a grandes distancias. Las más cercanas estaban a 500 Unidades Astronómicas. Entonces el gemelo perdido del Sol rondaría a una distancia tan distante como para que no hayamos podido encontrarlo todavía.
Aunque existe la hipótesis de que de vez en cuando se acerca a nosotros, causando desastres a su paso. De ahí que se le haya nombrado Némesis, pues sería la razón aparente de que cada 27 millones de años, ocurran extinciones en la Tierra. Incluida la última gran extinción que acabó con los dinosaurios. La cuestión es que, aunque Némesis sea el candidato perfecto para dar explicación a algunas incógnitas que rondan nuestro Sistema Solar como la extraña y amplia órbita del planeta enano Sedna, no existe rastro todavía del gemelo perdido del Sol.