Hace más de un siglo se produjo uno de los descubrimientos arqueológicos más controversiales de la historia. Durante una excavación en el palacio minoico de Festo en la antigua Creta, el italiano Luigi Pernier encontró una tablilla de arcilla en forma de disco de aproximadamente unos cuarenta centímetros de diámetro, que llamaron el disco de Festo. Pero no se trataba de cualquier tablilla de arcilla con inscripciones de lenguas antiguas, sino de una que sería única, pues a la fecha no se ha logrado descifrar su contenido.
*Palacio de Festo en Creta.
Además de que el disco de Festo en un ‘único’ entre los descubrimientos arqueológicos, en su tiempo cuando Pernier lo encontró en 1908, se le tildó de controversial pues una pieza de su clase con tal perfección en el grabado, no podía ser legítima. La comunidad arqueológica entro en conflicto atribuyendo un ‘falso descubrimiento’ que supuestamente respondía a la competitividad entre colegas. Sin embargo, hasta la fecha no se ha podido comprobar que el disco de Festo sea falso y por el contrario, los métodos de excavación de Pernier estuvieron dentro de los protocolos adecuados.
Pero, ¿por qué es que el disco de Festo llama tanto la atención? La respuesta está en las sombras de la incertidumbre y los puntos ciegos de la vida, por el misterio tan seductor que nos genera el desconocimiento sobre algo. Esta pieza es la única que se conoce con este tipo de lenguaje inscrito, no han existido otras de su clase y, por lo tanto, no hay manera de saber lo que realmente dice.
Un ‘único’ arqueológico
Existen otras dos razones que sobrecargan todavía más el misterio alrededor de él y por lo cual se le tildó en algún momento de falso. La primera tiene que ver con la forma en la que se le construyó, un disco de cuarenta centímetros de diámetro con una serie de símbolos en espiral en ambas caras casi todos visibles, que data de hace por lo menos cuatro milenios. Es de pensarse que, para durar semejante tiempo en un estado casi perfecto de conservación, el proceso de construcción tuvo que haber sido distinto al de las demás tablillas de arcilla encontradas en el mundo. Y según los expertos, así fue.
*Disco de Festo visto de su lado A.
Aparentemente el disco no sólo fue literalmente horneado para endurecer la arcilla y que fuera casi indestructible ante el paso de los años, sino que a diferencia de todas las demás tablillas, esta da el primer indicio de la imprenta. Sus símbolos no fueron tallados luego del cocimiento, fueron estampados en el material fresco con lo que los arqueólogos suponen eran sellos de la escritura.
*Disco de Festo visto de su lado B.
A todo esto se le agrega que entre ambas caras se pueden ver 242 signos en secuencias de palabras claras e intencionalmente divididas, lo que da el indicio a los arqueólogos de que en efecto, se trata de una verdadera lengua escrita. Sin embargo, los trazos perfectos poco se parecen a los jeroglíficos cretenses, entonces ¿de dónde salieron? Nadie la sabe con certeza y esa es la razón por la que el disco de Festo es un ‘único’ arqueológico que nos mantendrá al vilo del misterio por largo tiempo hasta que por alguna serendipia, alguien logre encontrarle una explicación lógica.