Pocas cosas tan feas como el plástico –que, por cierto, está en todas partes; incluso en microdosis en la botella de agua que bebes–; y muy pocas tan cero elegantes como aquellos productos que, más allá de contaminar, requieren de un montón de recursos naturales para su fabricación y distribución. De ahí que la opción más práctica, elegante, futurista y estética de vivir la cotidianidad sea una vida sustentable.
Ser sustentables no depende únicamente de que usemos productos ecológicos –aunque algunos son preciosos–. En realidad, la sustentabilidad depende más de cuánta imaginación tengamos para sustituir algunos productos de uso diario por productos con menos impacto ambiental y que, además, muchas veces suelen ser más saludables y hasta más estéticos.
¿Y por qué esto es importante?
Porque en la actualidad estamos consumiendo casi el doble de lo que el planeta puede proveer.
Entre otras catástrofes… Por eso la sustentabilidad es también una cuestión de abrir un poco los ojos y la conciencia y esquivar la ignorancia que nos hace, precisamente, esquivos ante la catástrofe del espacio que es nuestro. Y es que, en verdad, cada cosa que hacemos tiene un impacto, y no podemos seguir evadiendo las consecuencias de una vida fuera de sintonía con los ritmos de la naturaleza.
Es verdad que las empresas juegan un gran papel en la devastación ecológica, y las grandes industrias son las que más han contribuido al caos climático que vivimos. Pero, ¿qué hacen muchas de esas empresas e industrias? ¡Claro! Producir lo que consumimos. Moldean, de hecho, la manera en la que consumimos.
Pero cada vez se ha vuelto más evidente cuán importante es la decisión de los consumidores. Las generaciones más jóvenes son las que están marcando la pauta sobre cómo se produce, y las que están generando una revolución ecológica a partir de sus formas de consumo.
Podemos seguir su ejemplo y modificar ligeramente –y con mucha creatividad– algunos de nuestros hábitos. Encontrar sustitutos sustentables para algunos productos de uso diario es un primer y fundamental paso en esa tarea.
Aquí hay 8 ideas de sustitutos sustentables para productos de uso diario:
1. Fijadores en aerosol o gel por fijador de limón y aloe
Los aerosoles ya no están terminando con la capa de ozono, pero aun así, los envases no son producidos al 100% con materiales reciclados y en su fabricación de utiliza hojalata, aluminio y plástico.
Así que si quieres fijar tu cabello y de paso nutrirlo, sólo tienes que mezclar una taza de agua caliente con el jugo de un limón, agregar una cápsula de vitamina E y unas dos cucharadas de gel de aloe vera. Después remueve y coloca en una botella con atomizador, y listo: mantenlo en el refrigerador y sácalo cada vez que quieras fijar tu melena.
2. Papel aluminio por vidrio (o por nada)
Es común usar aluminio en la cocina, por ejemplo, para envolver comida y ponerla en el horno. Pero, en realidad, esto es muy mala idea: los elementos tóxicos del papel aluminio pueden filtrarse a nuestro cuerpo, e incluso a nuestro cerebro, por vía de los alimentos. Además, la producción del aluminio emite CO2, al igual que su proceso de reciclaje.
Así que mejor usa bandejas de vidrio para hornear tu comida, y en caso de que quieras asar alimentos como las patatas, simplemente abstente de cubrirlos: el sabor será el mismo.
3. Bolsas herméticas desechables por bolsas herméticas reutilizables
La opción más sencilla cuando queremos envolver nuestros alimentos para llevarlos con nosotros son las famosas bolsas de plástico herméticas, pero éstas son muy delicadas y solemos tirarlas, si acaso, después de unos pocos usos.
Ahora bien: existen bolsas herméticas hechas de silicona cuya fabricación también llega a contaminar, pero son mucho menos contaminantes que las de plástico, ya que se pueden reutilizar cuantas veces quieras. Además, muchos modelos son más resistentes que las bolsas herméticas regulares, y te pueden servir para transportar alimentos líquidos.
4. Toallas húmedas por un paño de microfibra o esponjas
Las toallas húmedas están hechas de fibra sintética que tarda años en degradarse. Sin embargo, son muy cómodas y necesarias, ya que las usamos para desmaquillarnos, limpiar instrumentos o para mantener saludable la piel del bebé. Pero hay alternativas que nos ayudan, no sólo a no contribuir al impacto ambiental, sino que nos evitan el contacto con las sustancias contenidas en las fragancias de las toallas húmedas.
Por ejemplo, los paños de microfibra. Estos son vendidos para uso en la cocina, pero funcionan perfectamente como sustituto de las toallas húmedas, y son lavables. También puedes usar una esponja suave.
Extra hack: si quieres hacer toallas antibacteriales, rocíalas con una solución de aloe vera. Sólo mezcla una taza de agua previamente hervida con una taza de gel de aloe vera, dos gotas de aceite esencial de lavanda, una cucharada de aceite de coco y una cucharada de aceite de manzanilla.
5. Bolsas plásticas por bolsas de tela
¿Un poco obvio? Quizá, pero no está de más recordar que las bolsas de plástico tardan entre 200 y mil años en desintegrarse. Así que dejar de utilizar bolsas de plástico es urgente. Y mientras más lo puedas hacer, mejor; eso incluye evitar comprar productos que ya vengan empacados en bolsa, y encontrar sus versiones a granel.
Hazte de bolsas de muchos tamaños, para los casos en los que quieras comprar polvos u otro tipo de productos que vengan en un formato difícil de transportar. ¡Piensa en todo y ponte como reto no usar ni una sola bolsa de plástico!
6. Toallas sanitarias por copa menstrual
Cada mujer en edad fértil usa al año más de 150 toallas sanitarias, hechas con plásticos, polímeros, fragancias y pegamentos que contaminan el ambiente y que son malos para la salud de las mujeres.
Una alternativa que se está volviendo cada vez más popular es la copa menstrual, que consiste en una copa de silicona que se dobla para introducirse como un tampón. Para reutilizarla, sólo hay que hervirla por 3 minutos. Y en teoría, sólo necesitarás una de estas copas durante toda tu vida.
7. Jabón por jabón casero natural
Le ahorrarás al planeta los procesos de producción del jabón, así como los plásticos con los cuales se envuelve. Además, le darás a tu piel un regalo de la naturaleza que seguro apreciará.
Necesitas:
Mezcla el aloe con la vitamina E. Agrega en un envase pequeño (del tamaño de una barrita de jabón) las hojas picadas de albahaca. Derrite en fuego o en el microondas la base para jabón, mientras cubres con aceite de almendra un recipiente de plástico mediano. Agrega todo en el contenedor, y mételo al congelador. Una vez que se haya congelado, estará listo para usarse (y dejar tu piel mucho más suave).
8. Filtros de café de papel por filtros de café reutilizables
Existen dos maneras de sustituir los filtros de papel (que implican la tala de miles de árboles). Una de ellas es comprar un filtro de malla. La otra es elaborar tu propio filtro de tela.
Sólo necesitas calcar la forma de un filtro desechable en un trozo doblado de tela de algodón, para que al desdoblarlo puedas formar un cono. Luego coses los bordes con un dobladillo, y listo: tendrás tu filtro de café reutilizable.
* Fotografía principal: Cero Plástico