Todo supondría que esta inmensa cantidad de alimentos tendría que ser destinada a la gente de escasos recursos, pero el Ministerio de Sanidad lo impide porque las regiones a las que se destinaría no cuentan con la infraestructura necesaria para el mantenimiento y distribución de los alimentos, por lo que el gobierno español prefiere mandarla a la basura que destinarla a la gente que en realidad lo necesita.
Tan solo con los desechos de los supermercados se podría alimentar a 43 mil familias, según datos de la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL). Sin embargo, esta cifra crecería si todos los distribuidores donaran este tipo de mercancía: solamente el 20.5% lo hacen, por lo que se estima que se desperdicia 457 mil toneladas anualmente.
Pese a las prohibiciones del gobierno, varias asociaciones de Madrid, Barcelona y Bilbao se han dedicado a recoger y distribuir los alimentos.
FESBAL hará una petición a la ministra de Sanidad, Ana Mata, para que se flexibilicen las normas y se permita aprovechar la comida fresca que diariamente se desperdicia. “Nosotros hablaríamos con los comercios, pero serían las asociaciones de barrio las que recogerían la comida cada día y harían el reparto”, señaló Juan Raúl Sanz, director general de FESBAL.
Con todo, el desperdicio de alimentos no es exclusivo de los supermercados. En realidad, de los 9 millones de toneladas de comida que se producen en toda España, 41% procede de los hogares; 40% de la industria alimentaria ; 14% de los restaurantes y 5% de los supermercados.
Entrada la medianoche, los encargados de las grandes tiendas sacan los contenedores repletos de comida a punto de caducar y no ponen trabas para que la gente comience la pepena. “El problema es que cada día viene más gente, la mayoría inmigrantes, y eso provoca alguna que otra discusión. Además, dejan la calle bastante sucia y los vecinos se quejan de los olores y de algunas de la personas que vienen. Muchos de ellos viven en la calle y no tienen muy buena pinta”, dijo el dueño de una tienda situada en en Madrid.
Pese a tanta pobreza, resulta contradictorio que el gobierno español siga permitiendo “La Tomatina” (festival que consiste en lanzar miles de toneladas de tomates frescos unos a otros) y no legisle a favor de los pobres. Aunque hay casos excepcionales, donde los políticos realmente sí dan la cara por el pueblo, como este alcalde que roba alimentos perecederos para los pobres.
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