Apenas llega la primavera, la luna llena guía a los cangrejos herradura hacia las playas del Atlántico en Estados Unidos para poner sus huevos. Con un aspecto entre una mantarraya y una tortuga, este cangrejo es especial por muchas razones, una de ellas es que su sangre podría ayudar a crear una vacuna para la covid-19.
Pocos conocen a este animal extraordinario; sin embargo, los cangrejos herradura poseen una sangre azul lechosa que proporciona la única fuente natural de amebocitos de Limulus. Estos amebocitos tienen la capacidad de detectar un contaminante llamado endotoxina.
Pero, ¿qué tiene que ver su sangre con el nuevo coronavirus? Gracias a que la sangre azul de estos cangrejos puede detectar la bacteria endotoxina incluso en pequeñas cantidades, resulta perfecta para abrir camino a una vacuna.
El fatal destino de los cangrejos herradura
Durante algunos años, las compañías farmacéuticas encontraron el ingrediente perfecto en la sangre de los cangrejos para fabricar cientos de medicamentos. Cada año, cerca de medio millón de cangrejos son reunidos para sangrarlos y después devolverlos al océano.
Lamentablemente, aunque sean devueltos al mar, muchos de ellos mueren. El ser humano encontró en este ser prehistórico un elixir y sin mayor conflicto decidió tomarlo. Ahora, la sobreexplotación ha provocado una fuerte disminución de esta especie y, por ende, el desequilibrio del ecosistema.
En 1990 se estimaba que había una población de cangrejos de 1.24 millones. Para 2002, el número cayó a 333,500 ejemplares. En 2019, el número se recuperó un poco y se estimó que había unos 335,211 cangrejos herradura. Sin embargo, a partir de la pandemia se dejaron de hacer recuentos.
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Otra alternativa para abandonar la explotación marina
Afortunadamente el panorama no luce tan crítico para los cangrejos, pero todo depende las acciones de las farmacéuticas. En 2016 nació la posibilidad de crear una alternativa a la sangre de cangrejo o más específicamente al lisado de cangrejo, el producto final que se utiliza en los medicamentos.
El factor recombinante es una opción sintética que podría tener el mismo efecto que la sangre de esta especie. En Europa se aprobó como una posibilidad viable y poco después las farmacéuticas estadounidenses comenzaron a aplicarlo.
No obstante, el 1 de junio de 2020 la Farmacopea Americana, institución que establece los estándares científicos para medicamentos en Estados Unidos, negó el uso del recombinante alegando que no es seguro.
La crisis de salud provocada por la pandemia por el nuevo coronavirus crea una presión en torno a la urgencia de fabricar una vacuna. La seguridad humana está en peligro, pero también lo están los cangrejos herradura. Podría parecernos primordial salvar la estabilidad de la humanidad, pero no olvidemos que alterar un ecosistema tan importante como el marino podría tener consecuencias más graves que una pandemia.
Recordemos que el nuevo coronavirus proviene de la explotación animal y reestructurar nuestra relación con la naturaleza es el primer paso para no cometer el mismo error dos veces. Avancemos hacia otras alternativas y garanticemos nuestra seguridad sin arrebatar la vida de otros.