El rosa es de los colores más populares y queridos, quizá por su brillantez que nos invita a relajarnos y sentirnos cómodos. Sin embargo, hay quienes dicen que el color rosa en realidad no existe y es un invento del cerebro.
Meternos en la definición de existencia, raya en lo filosófico y parecería muy apresurado aseverar que el rosa no existe. Lo que sí podemos asegurar es que el rosa es el resultado del esfuerzo del cerebro por conjugar la longitud de onda del rojo y el violeta.
Colores entre longitudes de onda
¿Cómo es esto posible? Piensa en el espectro de colores, esta región denominada espectro visible es un área del espectro electromagnético que el hombre es capaz de observar. El ojo humano es capaz de captar desde aproximadamente una longitud de onda de 400 nanómetros, que nuestro cerebro asimila como el color violeta. Hasta la longitud de onda de 700 nanómetros, correspondiente al color rojo.
Entre estos parámetros, tenemos otras longitudes de onda (colores): Naranja, amarillo, verde, azul e índigo, son los otros colores que completan el espectro visible del ser humano. ¿Ya te diste cuenta? Exactamente, el rosa no aparece.
Este hermoso aunque dudoso color, no tiene una longitud de onda de luz específica para él. El rosa en realidad no existe, es solo un invento de tu cerebro que intenta asimilar las longitudes de onda del violeta y el rojo. Así que tomando una postura purista respecto del espectro electromagnético, podríamos decir que el rosa más que un color, se considera un tinte derivado del rojo.
Pero no funciona tan sencillo como eso, la gama de colores captados por el ojo humano no se refiere a un espectro lineal. En él intervienen además de las longitudes de onda, valores de luz añadidos (tintes) y valores de oscuridad añadidos (sombras). Si mezclamos todas estas variables, obtendremos una gama mucho más compleja que sólo el espectro de colores del arcoíris.
Como puedes observar en la imagen de arriba, si agregamos tintes al rojo (es decir, más valores de luz) lo que sucede es que este se aclara, dando como resultado el rosa. Es por esto, que muchos no consideran al rosa como un color, sino más bien como un tinte del rojo.
Aunque si lo vemos desde una perspectiva a priori, la existencia del rosa está más bien ligada a la interpretación de nuestra mente sobre lo que supone que es la realidad. Bajo este argumento, los colores más allá de ser una longitud de onda del espectro visible, son sensaciones que están dentro de nuestra mente.