Lavar las almohadas es una tarea que a muchos se nos puede olvidar. Pero si sigues muriéndote de alergias seguramente es porque tu almohada está llena de bacterias, alérgenos, sudor, polvo y quién sabe qué otras cosas.
No basta con que saques la funda de tu preciosa almohada y la cambies cada cierto tiempo. Lo verdaderamente sucio está debajo de esa tela delgada que se llena de baba por la noche. Sin embargo, por más sucia que esté tu almohada aún hay esperanza para dejarla como nueva.
Lo primero que vas a necesitar son tus dos almohadas sucias; apriétalas hasta que saques el mayor aire posible antes de ponerlas en tu lavadora. Después coloca un poco de agua caliente y detergente natural (recuerda que ya existen detergentes biodegradables).
Una vez que ya está todo mezclado en la lavadora, agrega una taza de bicarbonato para eliminar los olores extraños y un poco de vinagre blanco para destruir a los hongos. Una vez que hayas terminado de lavar las almohadas de tu cama, extiéndelas en un lugar donde les dé aire y sol para terminar de acabar con los huéspedes indeseados.
Espera hasta que estén completamente secas (evita el moho en la cama) para volver a usarlas. Asimismo, te recomendamos que laves tus almohadas una vez cada 4 meses para evitar la acumulación de bichos.
Es posible que el protector o funda ayude a que tu almohada sea útil por más tiempo, pero no puedes confiar en que durará para siempre si sólo limpias la funda de vez en cuando. Sacude tus colchas y deja que el sol elimine las impurezas y los olores.
Antes de lavar tus almohadas revisa las instrucciones de lavado y verifica que puedas aplicar esta guía. No queremos que arruines tus cojines de seda con el bicarbonato. También checa la temperatura del agua recomendada para mantener bien conservados los materiales durante más tiempo.