Einstein era un declarado pacifista que termino huyendo de Alemania tras levantarse la Segunda Guerra Mundial. Una mente brillante que buscaba caminar por el sendero de la ciencia y mantenerse alejado de los conflictos geopolíticos que aquejaron a su época. No obstante, en muchas ocasiones se ha señalado a Albert Einstein como el precursor de la bomba atómica, arma que EEUU lanzó sobre territorio japonés y dio fin a cientos de miles de vidas. ¿Por qué se tiene esa creencia? Detrás de esta historia existe una carta que lo atormentó durante el resto de su vida y por la cual se le responsabiliza de implantar la idea en el gobierno estadounidense.
El 6 y 9 de agosto de 1945, Estados Unidos lanzó sobre Hiroshima y Nagasaki dos bombas atómicas que destrozaron miles de kilómetros a la redonda. Los cálculos más optimistas sugieren que para diciembre de ese mismo año, como consecuencia de ambas detonaciones, las muertes ascendían a 110 mil personas. Sin embargo, hay quienes señalan que esa cifra pudo haber alcanzado el doble. Desde entonces no ha ocurrido de nuevo una detonación de tales proporciones, ya que marcó un antes y un después en la historia.
La ecuación más famosa de la física
Las razones por las cuales se asocia a Albert Einstein con la creación de la bomba atómica tienen dos directrices: una científica y otra política. Cuarenta años antes de que el lanzamiento de las bombas atómicas se produjera, Einstein ya estaba creando sus primeros esbozos del gran científico que era. El 27 de septiembre de 1905, se publicó en Annalen der Physik “¿Depende la inercia de un cuerpo de su contenido de energía?” escrito por Einstein. A partir de aquí, la física comenzó una revolución que sigue dando de qué hablar hasta ahora. De ahí surgió su famosa ecuación E=mc ², que dice que la energía de cuerpo (E) es igual a su masa (m), multiplicada por la constante de velocidad de la luz al cuadrado.
Desde luego que la velocidad de la luz ya es una cifra un tanto exorbitante, ahora elevada exponencialmente y multiplicada por la masa, darán como resultado una cantidad enorme de energía. En otras palabras, con esta famosa ecuación de Einstein, se descubrió que si se logra transformar un cuerpo por más pequeño que fuese, totalmente en energía, esta será de una gran magnitud. Aunque desde luego que la ecuación no dice cómo hacer una bomba atómica, sólo explica de dónde viene la energía. Pero se le asocia a ella, ya que gracias a esta ecuación se generó una base para crear los cálculos que más tarde llevaron a la creación de la bomba atómica.
La carta que atormentó la vida de Einstein
La otra razón por la que Albert Einstein se sintió culpable durante el resto de su vida, tiene su origen en una carta que dirigió al gobierno de Estados Unidos. Seis años antes de los bombardeos, en 1939, el científico escribió una carta junto a su colega húngaro Leo Szilard, aunque este último no la firmó. En el cuerpo escrito por los científicos, se advertía al presidente Roosevelt sobre las investigaciones de la Alemania de Hitler sobre las reacciones en cadena y que podría estar en camino de realizar bombas atómicas.
Einstein advirtió que esto podría ocurrir en “un futuro inmediato” y recomendó al gobierno estadounidense mantenerse en contacto con los físicos investigadores del tema nuclear. Además de asegurar los suministros de uranio y destinar fondos para trabajos experimentales. Y aunque Einstein se sintió culpable más tarde cuando ocurrieron las detonaciones, en realidad su intención se enfocaba en que Estados Unidos detuviera la creación de una bomba nuclear por parte de Alemania, no de generar una propia.
Arrepentimiento hasta el último día
Lamentablemente el curso de la historia cambio su rumbo, ya que como una semilla implantada en la mente de un curioso, el gobierno de EEUU obtuvo una idea para implementar en su armamento. La carta condujo a la creación del proyecto Manhattan, de donde salió la bomba atómica. Aunque, según el historiador Alex Wellerstein, Albert Einstein nunca trabajó en dicho proyecto.
En 1952, Einstein escribió para la revista japonesa Kaizo, que su motivación para enviar dicha carta fue el miedo que le generaba que los alemanes construyeran bombas atómicas. Así, pese a ser un pacifista declarado, intervino en los asuntos políticos para prevenir a la humanidad de un desastre. Aunque el desenlace lo conocemos todos y por ello, Einstein vivió arrepentido toda su vida. Antes de morir, el físico dijo “Si hubiera sabido que ese miedo no estaba justificado… no habría participado en abrir esta caja de Pandora”.