En la lejana Mongolia sobreviven los últimos pastores de renos, una tribu nómada llamada Tsaatan que guarda una profunda conexión con los animales y la Madre Tierra. No obstante, el gobierno considera que sus prácticas dejan una huella ambiental incosteable y ha restringido sus actividades hasta casi extinguirlos. Pero pese a la perspectiva de la autoridad, los pueblos indígenas han demostrado ser los mejores guardianes de los bosques a nivel mundial, y los Tsaatan no son la excepción.
Una de las últimas tribus nómadas
Los Tsaatan o también llamados Dukhas, habitan en las heladas taigas de Mongolia, se desplazan largas distancias para encontrar los recursos para sobrevivir. Son una de las pocas tribus nómadas que todavía sobreviven en el mundo. No practican la agricultura, sino que obtienen su alimento de los bosques de coníferas característicos de la taiga y de sus renos que son una parte esencial de la tribu, quienes desarrollan vínculos afectivos muy fuertes con sus animales. Desde pequeños aprenden a montarlos y serán compañeros de vida que usarán para trasladarse en busca de temperaturas cálidas a manera que el invierno cubre la taiga y escasea el pasto con el que se alimentan los renos.
Imagen: Hamid Sardar-Afkhami
Los hombres-reno, como se les conoce, no desarrollan el sentido de atadura ni de pertenencias físicas. Sino que fluyen entre la naturaleza conforme esta transcurre sus ciclos, su morada no es una tierra en específico, sino que tienen una conexión tan fuerte con la Madre Tierra, que la sienten hogar en toda su extensión de la palabra. Se desplazan por toda la región septentrional de Mongolia, colindante con el sur de Rusia.
Vínculo inquebrantable entre la tribu y sus renos
La designación de hombre-reno no sólo viene por el hecho de que utilizan a estos animales como transporte, sino porque obtienen de ellos valiosos recursos de los que depende enteramente su estilo de vida. La conexión entre tsaatan-reno es muy profunda, cada familia ostenta una docena de ellos y se encargan de dirigirlos hacia zonas donde pueden pastorear para mantenerse sanos y fuertes. Pero también aprenden a ordeñar su leche, que luego utilizan para fabricar toda una serie de alimentos lácteos
Imagen: Hamid Sardar-Afkhami
También cazan, pero no son cazadores furtivos como el gobierno ha hecho creer. Contrario a lo que se piensa, dentro de sus tradiciones tampoco está comer carne de sus renos, salvo en dos excepciones. Cuando un reno es demasiado viejo, sólo entonces lo sacrifican. También puede suceder que la hambruna sea muy extrema que tengan que recurrir a ellos como última opción.
En armonía con la Madre Tierra
En cuanto a los animales del bosque, los dukhas han cazado de manera sostenible por milenios. Siguen sus propias normas estrictas que establecen la cantidad de animales que tienen permitido cazar. Además, no cazan en cualquier región, conocen muy bien la taiga y saben dónde pueden obtener alimento sin dañar a la naturaleza. Para ellos no se trata sólo de obtener alimento, sino que es una parte integral de su cultura. Tras cazar animales, ofrecen rituales chamánicos para mostrar su agradecimiento y perdón a la Madre Tierra, ofrecen su carne al fuego y a los espíritus del bosque antes de comerla. Después de todo, la taiga es su hogar y saben que deben cuidar de ella.
Pero poco a poco con la presión del gobierno, los Tsaatan han ido disminuyendo, ahora quedan tan sólo alrededor de 250 habitantes. Existen miembros de la tribu que han cambiado su estilo de vida por las restricciones de las autoridades, que han impuesto multas por cazar animales. Pero los miembros del pueblo indígena se preguntan por qué los foráneos imponen reglas ante sus prácticas cuando es el hombre moderno el que destruye la naturaleza. Y por el contrario, ellos viven en armonía con la Madre Tierra.