Se dice que los reptiles tienen sangre fría, pero en realidad algunos son muy sociables. Si hablamos en su sentido científico los reptiles son de sangre fría, pero no mantienen una temperatura corporal constante. Obtienen su calor del ambiente exterior, por lo que su temperatura corporal fluctúa, basada en la temperatura externa.
De hecho cuando decimos que no tienen sangre fría nos referimos a la frase mexicana “eres sangre fría” que hace referencia a sangre fría” a actuar de forma impasible, sin sentimientos ni pasión, en comparación a su necesidad de calor, los reptiles han demostrado tener sentimientos.
Remando en canoa por un turbio río de Belice al amanecer, Don McKnight y Jaren Serano escucharon el sonido de la tortuga de río centroamericana, conocida localmente como hicatee, al enfocarla un poca más descubrieron que nadaban juntas por el río.
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Los reptiles si pueden socializar
Un hidrófono colocado en el agua detectó los movimientos de los reptiles, que llevaban transmisores sónicos adheridos al caparazón. Los resultados les sorprendieron: las tortugas nadaban juntas por el río y, en algunos casos, no se separaban ni un metro de sus congéneres.
Estas tortugas sociales podrían dar un giro drástico acerca de lo que pensamos de los animales supuestamente solitarios, afirmaron los investigadores.
De hecho, antes se pensaba que las tortugas se reunían cuando buscaban el mismo recurso, como una roca soleada, pero en general no interactuaban entre sí, ahora con esto, se dice los reptiles como las tortugas parecían buscar compañía.
¿Aleatorias o sociales?
McKnight y Serano estaban realizando otras investigaciones sobre los hicateos en la primavera de 2020 cuando descubrieron que los animales se mueven al unísono.
“Es una de esas formas aleatorias y tontas que ocurren a veces en la ciencia”, dice McKnight.
Para averiguar si las tortugas estaban realmente socializando, el equipo encontró una sección del río que no tenía ninguna de las variables conocidas que podrían atraer a las tortugas, como troncos, rocas o vegetación. Al colocar transmisores sónicos en los caparazones de 19 juveniles de ambos sexos, el equipo también pudo descartar el comportamiento de apareamiento.
Después de meses, lograron descubrir que las tortugas no se movían al azar, sino que se agrupaban en manadas a propósito, en grupos de distintos tamaños. Aunque, no queda claro aún la razón de esté comportamiento.
Según los investigadores, la razón más lógica sea la de evitar depredadores, aunque se sigue investigando.