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Hoy, se calcula que más de la mitad de los habitantes del mundo vivimos en las ciudades. En estos espacios, acoplados generalmente en estructuras verticales, el concreto es el protagonista del paisaje; los jardines en las casas comunes han prácticamente desaparecido, ahora los parques y los pequeños espacios verdes es la única naturaleza cercana.
Así, en todas estas estructuras, el contacto con la naturaleza es casi nulo. Y aunque está creciendo la tendencia de acoplar huertos orgánicos en las casas, podría decirse que esto es aún muy precario. Por ello quizá la ley se una de las herramientas básicas para acelerar esta tendencia en las urbes.
En París, en marzo pasado fue aprobada una ley que estipula que la totalidad de los techos de los edificios y estructuras deberán tener o un techo verde, o bien, paneles solares sobre él. Los ambientalistas que presionaron para que esta ley fuese aprobada habían propuesto que la totalidad de la extensión de estos espacios tuviese estas características.
Aunque el resultado de la ley obliga a que solo una parte cuente con espacios verdes o paneles, esta medida beneficiará altamente tanto al ahorro energético como a la temperatura del sitio.
Acá algunos de los beneficios tangibles de esta nueva obligación:
Los techos verdes producen un efecto aislante que reduce la cantidad de energía necesaria para enfriar el edificio en verano y calentarlo en invierno.
Los techos verdes retienen el agua, reducen los problemas de escorrentía y favorecen a la biodiversidad y aves que necesitan anidar en la llamada “jungla urbana.
Los techos verdes reducen el efecto urbano de “isla de calor”.
Sobre los paneles solares:
Ayudarán a aventajar la carrera solar en París, que tenía sólo cinco gigavatios de energía fotovoltaica instalados en el verano pasado, lo que representa el uno por ciento de toda la producción de energía del país.