Los caprinos son animales que guardan muchos misterios entre los suyos, aunque generalmente no se les presta demasiada atención. Se encuentran en casi todo el mundo, excepto en la Antártida, ya que son animales que habitan en las montañas. Con el paso de los años, la evolución de sus cuerpos se ha ido adaptando a este hábitat natural de senderos sinuosos. Pero entre toda la familia de los caprinos existe una especie que resalta por sus inmensas habilidades para trepar en los lugares menos esperados, llamada íbice, ibex o cabra salvaje de los Alpes. Estas cabras trepadoras se pueden apreciar en la represa Cingino en Italia y resulta todo un espectáculo.
En el norte de Italia existe una represa cuyo muro se construyó entre los años 1925 y 1930. Las cabras salvajes llevan pocas décadas viviendo en aquel lugar, aunque han sabido adaptarse muy bien a él y se han vuelto alpinistas expertas que van y vienen con gracilidad. Decenas de ejemplares de cabras trepadoras se aferran a las piedras sobresalientes del muro que tiene una pendiente que casi alcanza los 90°. Lentamente se desplazan con sus uñas aferradas y la correcta colocación del centro de masa de sus cuerpos para trepar por los muros.
En ocasiones sus pesuñas sucumben ante el resbaladizo muro, pero enseguida recomponen su postura y continúan desafiando la gravedad. Incluso hay lapsos en donde se mueven rápidamente de una piedra a otra, su habilidad hace parecer que se trata de una tarea fácil. Pero en cuanto se advierte la pendiente que es casi al vacío, uno comprende la maravillosa naturaleza de las cabras ibex.
¿Por qué trepan hasta la cima?
Se ha visto en otros sitios que las cabras son hábiles trepadoras en regiones naturales. En Marrakech, por ejemplo, es común verlas trepadas en los árboles a los costados de las carreteras. Pero, cuál es la necesidad de trepar por un muro construido por el humano al grado de desafiar la muerte. La respuesta está en la composición por donde realizan sus malabares alpinistas.
Si se les observa con detenimiento, de pronto todo cobra sentido. Una vez que han alcanzado el muro, las cabras comienzan a lamer las rocas. Ignoran el ángulo casi vertical para acumular los minerales necesarios en su dieta vegetariana. Los expertos creen que las cabras trepadoras acuden a la pendiente para lamer la suciedad y los minerales de rocas, ya que les ayuda a neutralizar las toxinas que pudieran ingerir de las hierbas que comen.
Diariamente entre 15 y 20 cabras comienzan su ascenso extremo y emprender la aventura de desafiar a la gravedad para obtener un poco de minerales provenientes de las rocas con las que se construyó la represa de Cingino. Zigzaguean entre las rocas y de esta forma encuentran el camino más adecuado para lograr su cometido. Observarlas sin duda mantiene al vilo del nerviosismo.