De apariencia blanda e incolora, como si se tratase del televisivo fantasma Casper, se descubrió una especie de pulpo a principios del 2016 a una profundidad de más de 4 000 metros en la isla hawaiana de Necker, en el Pacífico norte. Se trata de un octópodo de aguas profundas que depositan sus huevos en tallos muertos de esponjas unidas a nódulos de fondo marino, los cuales son ricos en metales que son cada vez más usados para fabricar teléfonos celulares y computadoras. Por ello, pese a ser una especie recién descubierta, es también una especie cuya supervivencia está en riesgo por la minería en aguas profundas.
Dado que estas esponjas que sólo crecen en áreas de pequeños nódulos duros y capas rocosas, son espacios de gran interés para compañías mineras debido a la riqueza en metales que contienen. De acuerdo con las investigaciones de Autun Purser del Instituto Alfred Wegener del Centro Helmholtz para la Investigación Polar y Marina, en Alemania, esta extracción de metales, como el manganeso, puede poner en peligro el ciclo de vida de los octópodos así como de las ostras.
Los nódulos, con formas de papas con anillos de diferentes capas de metales, son usados para productos de alta tecnología, producción de teléfonos celulares y otros equipos electrónicos como computadoras y tablets. En palabras de Purser, los metales encontrados en los nódulos son tan valorados dado que “la mayoría de las fuentes de tierra de estos metales ya se han encontrado y son cada vez más caras de adquirir.”
El objetivo será no sólo comprender los efectos de la actividad minera sobre la biodiversidad de la zona, también proteger tanto al ecosistema como a los animales que pueden verse afectados. En especial si se trata de una recuperación que tomará mucho tiempo y es “una gran pérdida para la biodiversidad en el mar profundo con efectos colaterales importantes ya que los octópodos son criaturas de tamaño considerable que comen muchas otras criaturas más pequeñas.”