Por primera vez en más de 50 años, se ha encontrado una crisopa gigante (Polystoechotes punctata) en el este de Norteamérica. El descubrimiento plantea nuevas interrogantes sobre la distribución de este insecto del Jurásico que desapareció misteriosamente de la costa oriental hace décadas.
Un posible hormiguero
La crisopa gigante fue en otro tiempo abundante en toda Norteamérica, pero en la década de 1800 la población oriental del insecto empezó a descender en picada por razones desconocidas, posiblemente debido al aumento del desarrollo urbano, las especies invasoras y la luz artificial. Nunca antes se habían documentado crisopas gigantes en Arkansas, así que cuando Michael Skvarla, de la Universidad Estatal de Pensilvania, vio un insecto inusual de unos 50 milímetros de envergadura en la fachada de su Walmart local, supuso que pertenecía a un grupo más común de insectos llamado hormiguero.
“Lo cogí y caminé por la tienda con él entre los dedos mientras hacía la compra y pasaba por caja, y luego lo sostuve durante todo el camino de vuelta a casa”, cuenta Skvarla, que era estudiante de doctorado cuando encontró el insecto en Fayetteville, Arkansas, en 2012. Skvarla lo guardó con la esperanza de analizarlo más de cerca, pero el insecto estuvo almacenado durante casi una década antes de que volviera a examinarlo.
No hizo la revelación hasta 2020, mientras impartía un curso universitario sobre identificación de insectos a través de una transmisión de vídeo. Sacó especímenes de hormigueros de su colección personal como material didáctico y los examinó con un microscopio conectado a su ordenador. “Enseguida me di cuenta de que no era un hormiguero”, dice Skvarla, que observó un número inusualmente elevado de venas en las alas.
Era una crisopa gigante
Más tarde, en el laboratorio, Skvarla intentó extraer ADN de la pata de la crisopa, pero no pudo, lo que podría haber ayudado a determinar su población de origen: si era una intrusa del oeste o si procedía de una población oriental.
Skvarla sospecha que su crisopa era miembro de una población relicta que ha logrado mantenerse, posiblemente en las cercanas montañas Ozark. El hallazgo de esta crisopa gigante “sugiere que es probable que existan otras pequeñas poblaciones del insecto en zonas boscosas del este”, afirma Robert Dowell del Departamento de Alimentación y Agricultura de California.
Localizar el insecto en una zona suburbana también demuestra la adaptabilidad de la especie, que ha vivido durante la extinción de los dinosaurios y la revolución industrial, dice Jessica Ware del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York. “Algunos individuos han encontrado la forma de aferrarse, como hacía esta intrépida crisopa en el exterior de un Walmart”.