Tras una manifestación por parte de apicultores de la región, el gobierno polaco prohibió definitivamente el maíz MON810, un cultivo modificado genéticamente por la empresa Monsanto.
El 9 de marzo, Bélgica, Gran Bretaña, Bulgaria, Francia, Alemania, Irlanda y Eslovaquia bloquearon una medida que establecía que productos transgénicos podían ser plantados en estos países. Semanas después de esta medida, Francia protegió a su población prohibiendo definitivamente el cultivo de estos alimentos. La medida fue apoyada por el tribunal de Francia debido a que Monsanto nunca proporcionó información de que sus productos estaban contaminados con un pesticida llamado Lasso.
Tras investigaciones científicas por parte del gobierno, Monsanto resultó culpable de proporcionar alimentos contaminados no aptos para el consumo humano.
Actualmente, países como India y Hungría comienzan a protestar contra Monsanto, y se espera que en los próximos años existan leyes más severas que castiguen a la corporación.
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