Nada, absolutamente nada, es lo que parece. Este video es un gran testimonio de ese antiguo axioma. Aquí vemos cómo los lobos, que fueron reintroducidos al parque nacional de Yellowstone (después de haber estado ausentes por casi setenta años), crearon el fascinante fenómeno denominado “cascada trófica”, y a partir de ello cambiaron el curso de un río.
La cascada trófica es una serie de efectos indirectos amplificados que los animales que están en la cima de la cadena alimenticia ejercen sobre aquellos organismos que están en niveles inferiores. Mucho tiempo se ha pensado que los grandes depredadores, debido a que son pocos, no afectan demasiado la biodiversidad que los rodea. Hoy, sin embargo, sabemos que no sólo producen cambios en el comportamiento de sus presas, sino que también influyen decisivamente sobre los depredadores más pequeños. Esto, a su vez, aumenta el número de herbívoros y produce una disminución de biomasa vegetal. Las cascadas tróficas, en otras palabras, regulan la densidad de sus presas y el bienestar del ecosistema. En la naturaleza todo está íntimamente relacionado y cualquier animal que quite da de regreso mucho más de lo que toma. Baste ver el documento.
Lo más destacable de este video es que hace de los lobos, los ciervos y la cascada trófica que los atañe, una narrativa maravillosa que nos muestra las entrañas del perfecto sistema alimenticio de la Tierra. Nos recuerda de paso el desequilibrio que nosotros los humanos hemos logrado imponer en nuestro sistema de vida.