La apariencia del axolote es extraordinaria; asemeja a un dragón pequeño de las aguas. Su nombre vienen del náhuatl Xolotl, quien era el dios azteca de la muerte, la resurrección y el juego.
Es como un pez con unas branquias dragonianias, pero además tiene patas, por lo que es considerado un anfibio. Es capaz de pasar todo el día bajo el agua pero debe salir a respirar en algún momento; es carnívoro, suele saciar en ocasiones su hambre con miembros de su misma especie y cuando pierde una de sus extremidades puede regenerarlas.
Su hábitat principal son los lagos del centro de México, principalmente los del Distrito Federal, en especial el Lago de Texcoco. Sin embargo, la contaminación de este último y la desaparición de los demás lagos han hecho que hoy esté en peligro de extinción. Para evitarlo, un grupo de científicos, estudiantes y pobladores del sur de la ciudad han lanzado un proyecto de generación de albergues fuera de Xochimilco.
Primero fueron colocados 10 ejemplares en los cuerpos de agua de la Cantera Oriente de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel. Los científicos monitorearán inicialmente su actividad por medio de unos chips que les serán instalados con anestesia.
Este proyecto es fundamental porque se trata del primer esfuerzo más allá de los llevados a cabo en Xochimilco por preservar a esta especie que puede enseñarnos mucho, incluso sobre la regeneración de tejidos en los humanos.