Desde el pasado sábado, un incendio azotó a Holbox, en el estado de Quintana Roo. Este sitio ha sido el foco de atención de numerosos activistas desde que sufrió un ecocidio por parte del gobierno estatal, el cual pretendió usarlo como espacio para servicios hosteleros. Actualmente, la isla de Holbox está siendo protegida por activistas; sin embargo, este incendio –iniciado el sábado y controlado hasta el domingo–, trajo numerosas crisis ambientales para el ecosistema del Caribe mexicano.
De acuerdo con la gente del pueblo y numerosas asociaciones civiles, los incendios registrados han levantado las sospechas sobre la posibilidad de que fueron provocados por empresarios que buscan construir los complejos turísticos. Esta hipótesis surgió especialmente frente al “desinterés” de las autoridades ambientales mexicanas para combatir el incendio en Holbox, que hasta el momento ha consumido 35 hectáreas de frágiles ecosistemas.
Varios activistas han decidido ingresar a la isla y documentar la catástrofe. Uno de los mensajes más contundentes que estos activistas han mandado es el de Carlos Martínez Correa de la organización Todos Unidos por Holbox A.C., quien comentó para Sin Embargo: “Ayer sólo mandaron a 10 personas, los de la Sagarpa, y sin machetes, sin rastrillos, nada, y la gente del pueblo les está dando material; o sea, sin ganas de parar el incendio.”
Inclusive, Martínez Correa se cuestionó por qué la Sagarpa ni la Profepa –Procuraduría Federal de Protección al Ambiente– informaron sobre el incendio pasadas 48 horas de su inicio para combatir los 10 puntos activos o por qué no se envió un helicóptero adaptado con tanques de agua para apagar incendios forestales. Sin embargo, el incendio lleva dos días destrozando la isla.
Por su lado, la Comisión Nacional Forestal –CNF– aseguró que más de 40 personas de la Profepa y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas –Conanp– han trabajado para sofocar el incendio, justificando su tardanza con que “se trata de una zona de difícil acceso.” No obstante, los activistas y habitantes de la isla no podían quedarse con los brazos cruzados: una brigada de activistas de Holbox se trasladó al sitio que forma parte de un sector en donde la empresa Península Maya Developments quiso construir su complejo turístico.
Además, las asociaciones civiles Malecón Tajamar, Salvemos el Manglar y Todos Unidos Holbox recordaron la Ley de Desarrollo Forestal Sustentable, cuyo artículo 117 establece que no se podrá otorgar autorización del cambio de uso de suelo en terrenos incendiados sin que hayan pasado 20 años o que se acredite ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales –Semarnat– que el ecosistema se haya regenerado totalmente. Incluso solicitaron la intervención del Instituto Nacional de Antropología e Historia –INAH– para prevenir de que el incendio pueda dañar el asentamiento maya Yum Luk. Martínez Correa precisó: “Si los vestigios no están dentro de la zona devastada, pues el INAH se dé a la tarea de ubicarla para resguardarla de cualquier cosa.”
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