Henry Astley, catedrático e investigador de la Universidad de Brown, se dio a la tarea de investigar el movimiento de esta estrella de mar (Ophiocoma echinata). El científico llenó de agua una alberca inflable y colocó dentro de ella a la estrella de mar a fin de analizar su desplazamiento. Los resultados fueron asombrosos: a diferencia de los humanos, esta estrella no posee cerebro alguno que les indique tal o cual acción, en cambio, ella posee en sus cinco miembros unos “ojos” que dirigen a las cuatro miembros restantes. Si quiere dirigirse a la izquierda, un pico le anuncia a los demás la dirección a seguir y los restantes se mueven de acuerdo a éste, como una especie de mecanismo que se mueve adonde la fuerza se emplee.
Con este descubrimiento, la comunidad científica ha descifrado que el movimiento de esta especie es autónomo y que posee un rango de desplazamiento de 360° sin necesidad de girar todo su cuerpo, a diferencia de los humanos que para caminar hacia atrás tiene que girar totalmente su cuerpo.
[io9]