Chile avanza decididamente hacia la prohibición de plásticos de un solo uso y marca un hito en la cultura medioambientalista chilena. Luego de la prohibición de bolsas de plástico en 2018, van por los plásticos de un solo uso en los negocios de alimentos de todo el país.
La nueva ley entrará en vigor a finales de 2021. La medida más inmediata incluye la prohibición de popotes, palillos, cubiertos, agitadores y espuma de poliestireno en un plazo de seis meses. Una vez transcurrido este lapso de tiempo, todos los restaurantes, cafeterías, bares y otros negocios de alimentos, tendrán prohibido proporcionar artículos de plástico desechables y de un solo uso.
Entre las medidas a largo plazo están también el uso de productos reutilizables. Luego de un plazo de tres años, todos los minoristas de alimentos deberán proporcionar a sus clientes productos desechables no plásticos. Pueden ser artículos de aluminio, cartón o papel, para aquellos que requieran trasportar alimentos desde los establecimientos.
Pero además, irán por las botellas de plástico tan dañinas para el medio ambiente. La ley limitará la venta de botellas de plástico desechables para bebidas. Como alternativa todos los supermercados, tiendas de convivencia, y tiendas de abarrotes deberán vender y recibir botellas retornables. Tras tres años de la entrada de la ley, todas las tiendas antes mencionadas solo podrán exhibir no menos del 30% de botellas retornables en sus estanterías.
Un hito en la cultura medioambientalista latina
La Organización de las Naciones Unidas estima que cada minuto que transcurre, se compran en el mundo un millón de botellas de plástico. Muchas de ellas van a parara a los océanos que anualmente reciben entre 8 y 13 millones de toneladas de desechos plásticos. Sin duda, la reducción de productos de un solo uso no biodegradables, debe posicionarse como menester primordial si queremos parar el desastre ecológico al que sometemos al planeta.
Chile está apostando por crear una cultura medioambientalista que en América Latina parece no estarse desarrollando. Tan sólo en Europa se tiene una tasa de reciclaje de plásticos que alcanza el 30%. En Chile esta tasa se queda en un pobre 8% y no se trata sólo de Chile, toda América Latina no ha invertido lo suficiente en este tipo de iniciativas.
“Es un proyecto de ley responsable, pero ambicioso, que nos permite ser responsables de más de 23.000 toneladas de plásticos de un solo uso al año generadas por negocios como restaurantes, bares, cafeterías y servicios de entrega”, explicó Carolina Schmith, ministra del Medio Ambiente.
La prohibición de plásticos de Chile no funcionará por sí sola. Sino que es el inicio de un cambio cultural por parte de la población que debe enfocarse en la reducción de desechos. No sólo se trata de prohibir los productos desechables contaminantes, sino de adoptar nuevos hábitos más organizados para renunciar a la dependencia que la humanidad ha generado por los plásticos.