Foto: Celeam
Esta historia se remonta a 2012, cuando la Sagarpa autorizó a Monsanto la siembra de soya transgénica en 253 mil hectáreas en la Península de Yucatán, la Planicie Huasteca y Chiapas. En esta zona es producida el 40% de la miel del país, y como era natural, los cultivos de soya transgénica la han contaminado
Por ello, comunidades mayas de Campeche y Yucatán se ampararon contra esta decisión para la cual no fueron consultados, violando con ello sus derechos como pueblos originarios. También, las comunidades hicieron público cómo estos cultivos están acelerando la deforestación de la selva Hoplechén, una de las pocas que quedan en México.
Luego, en marzo de 2014, dos comunidades mayas consiguieron un amparo que detuvo el permiso de Monsanto, pero como era de esperarse, esta corporación apeló. Finalmente, el caso llegó a la Suprema Corte de Justicia y el día de ayer ha sido ratificada la cancelación de los permisos de soya transgénica en estas comunidades que se han amparado.
Las autoridades correspondientes deberán hacer una consulta previa a estas comunidades indígenas. Para algunos analistas este precedente es muy importante pues sienta las bases para que las comunidades afectadas por los cultivos transgénicos (o prácticamente por cualquier conflicto ambiental) sepan que es posible defenderse por la vía legal, misma que en los últimos años se ha convertido en una de las principales herramientas para las personas que tienen poco poder frente al Estado y las corporaciones.
Twitter de la autora: @anapauladelatd