Los moluscos son seres asombrosos, tan necesarios para las cadenas tróficas como cualquier otro organismo vivo. Lamentablemente no se les ha dado la divulgación adecuada como para generar conciencia sobre su importancia, y ahora los caracoles más bellos del mundo, los Polymita, están bajo amenaza crítica de extinción.
Con conchas vibrantes de pigmentos llamativos, los caracoles pintados, como se les conoce coloquialmente, son los más hermosos entre su especie. La forma de sus conchas se entremezcla con patrones de líneas que resaltan la espira que cubre sus pequeños cuerpos y los mantiene seguros de los peligros del exterior. Con una variedad de colores que van desde el aperlado y el ocre, hasta el rosa pastel, un amarillo vibrante, negros marcados y rojos resplandecientes, no se parecen a ningún otro caracol del planeta.
Polymitas en peligro crítico de extinción
Viven en la tierra de los caracoles, el país que por su localización geográfica posee la mayor variedad de estos moluscos; Cuba. Y aunque entre sus paisajes se pueden encontrar gran diversidad de caracoles, no hay otro como el Polymita, que dependiendo de sus coloraciones se divide en subespecies. Lamentablemente estos pequeños animales han sido codiciados alrededor del mundo por su gran belleza y esto los ha llevado hasta el peligro crítico de extinción.
Por esta razón, La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), prohibió la compraventa de caracoles Polymita desde 2017. No obstante, el tráfico ilegal de la especie se ha infiltrado en todo el mundo y sigue representando una gran amenaza. Pese a las declaraciones de protección, las conchas de caracoles pintados siguen llegando hasta sitios como Estados Unidos, Europa y varios países asiáticos. Su subsistencia pende de un hilo por la cultura egoísta de la pertenencia material. Los humanos hemos desarrollado una ideología de que todo aquello bello debe pertenecer a un dueño y por ello, nos apropiamos de la belleza natural.
En busca de microhábitats
Sin embargo, estos ejemplares pertenecen a la Madre Tierra, donde cumplen una función de suma importancia para el mantenimiento de los ecosistemas. Los caracoles pintados viven en un cinturón muy delgado de vegetación a lo largo de la costa este de Cuba. Allí, se alimentan de plantas, musgos y hongos, por lo que ayudan a mantener la salud de la vegetación. Los investigadores no saben con exactitud cuántos ejemplares quedan de caracoles pintados, los más bellos del mundo. Pero han descubierto que habitan en regiones pequeñas, ya que depende de microhábitats donde se ubican plantas adecuadas para su subsistencia que, de hecho, son las responsables de sus hermosos colores.
Lamentablemente los monocultivos de café y la reducción de su hábitat que de por sí es bastante pequeño, está acabando con esta especie. Además del tráfico ilegal al que son sometidos por la belleza de sus conchas y la alta demanda mundial de estas.
Una esperanza para los caracoles más bellos
Pero entre el escenario complicado al que se enfrentan, existen grandes esfuerzos de conservación por parte de los amantes de los caracoles. Personas como el fotógrafo conservacionista Bruno D’amicis, creen fervientemente que si se esparce la conciencia adecuada, los lugareños comprenderán que estos pequeños tienen un mayor valor en vida que muertos. Incluso piensa que organizar visitas turísticas con la finalidad de divulgar la importancia de los Polymita, abrirá el interés tanto de los pobladores como de los turistas. Y de esta manera aprendan sobre su función en la naturaleza, además de observarlos en su hábitat natural.
Los caracoles más hermosos del mundo se enfrentan a grandes desafíos, paradójicamente a consecuencia de la gran belleza que ostentan sus conchas. Conocer más sobre estas criaturas, ayudará a generar una conciencia de conservación y así lograr salvarlos de la extinción a la que el tráfico ilegal los ha condenado.