En lo alto de las montañas de Nepal y Turquía, viven las abejas melíferas más grandes de todo el planeta. La Apis dorsata laboriosa de esta región produce un tipo de miel que no se asemeja a ninguna otra en el mundo. Tiene una característica que la vuelve todo un misterio, se trata de la miel loca, una extraña mezcla de naturaleza exótica.
La rara variedad de fluido es vistosa por su apariencia que dista del color ámbar que tienen otros tipos de mieles. Pero más que una sustancia exótica, en realidad su rareza radica en que es capaz de producir una serie de efectos fisiológicos. Los cuerpos de aquellos que la consumen, atraviesan por una serie de síntomas que pueden llegar a la intoxicación. En dosis más bajas, la miel loca provoca mareos, aturdimiento y euforia. Pero en dosis más altas, se pueden llegar a experimentar alucinaciones, vómito, pérdida del conocimiento, convulsiones, y en casos raros, la muerte.
¿Qué es la miel loca?
Curiosamente no todas las abejas Apis dorsata laboriosa producen este tipo de miel, lo que sólo puede tener una explicación: la sustancia que transforma a la miel no proviene propiamente de las abejas, sino de su alimento. En las alturas de las cadenas montañosas de Nepal y Turquía también vive un género de flores llamadas rododendros. Todas las especies pertenecientes a este género contienen un grupo de compuestos neurotóxicos llamados grayanotoxinas.
Al existir escasez de otro tipo de néctar, las abejas que habitan en estas zonas de gran altitud, se alimentan casi exclusivamente de rododendros, lo que origina una concentración más grande de grayanotoxinas en la miel que producen. Así surge la transformación de lo que podría ser miel habitual, en miel loca especialmente pura.
Una extraña mezcla potencialmente tóxica
Hasta ahora, se sabe que la miel loca produce en el cuerpo una especie de envenenamiento que ocasiona una disminución peligrosa de la presión arterial y la frecuencia cardiaca. Las grayonotoxinas ejercen su toxicidad y provocan a su vez sudoración, salivación y náuseas. Generalmente los síntomas desaparecen 24 horas tras el consumo de la miel loca, aunque esto dependerá de la cantidad ingerida y desde luego, de las características de quien la ingiere.
Imagen: Apicultor recolectando miel loca en Nepal.
Es extraordinario pensar que en la naturaleza todo se encuentra intrincadamente conectado. Es decir, los seres evolucionan hasta adaptarse a su entorno y así como las flores rododendros se adaptaron a las grandes latitudes en la montaña, la abeja melífera más grande evolucionó para alimentarse de ellas en un entorno escaso de flores, transformando en el proceso, su miel en una extraña miel loca.