Por sus características geográficas que incluyen sierras, valles y lagos, México es un país megadiverso que posee especies que no pueden encontrarse en ningún otro lado del planeta. El ajolote mexicano es un claro ejemplo de ello, aunque no es la única especie de esta índole que habita el país. El achoque mexicano es el primo cercano del ajolote, una criatura que casi nadie conoce y que también necesita de la protección para lograr su conservación.
Capaces de regenerar sus cuerpos
El achoque mexicano (Ambystoma dumerilii) habita únicamente en el lago Pátzcuaro en el estado de Michoacán y está incluido en la lista de las 659 especies de salamandras de las que se tiene registro a nivel global. Son animales que han habitado el planeta desde hace millones de años, al parecer han poblado el lago desde hace 370 millones de años. Y al igual que sus primos cercanos, los ajolotes, tienen capacidades asombrosas de regeneración.
Junto con los ajolotes, son los únicos animales capaces de regenerar no sólo partes de su piel, sino que también tienen la asombrosa capacidad de regenerar partes complejas de su cuerpo como músculos, órganos y miembros en un lapso de tiempo relativamente rápido. Por esta y por muchas otras razones es que es de vital importancia cuidar de ellos pues se encuentran en peligro de extinción.
CONABIO
La pequeña especie, pertenece al grupo de los anfibios aunque mantiene su estado larvario incluso en edades adultas. Una característica conocida como neoténica, que significa que pueden alcanzar la madurez sexual en su estado de larva y presenta fertilización interna. En otras palabras, al igual que sus primos cercanos, los achoques son jóvenes eternamente y al contrario de todos los anfibios, no suelen pasar por un estado de metamorfosis. Sin embargo, existen sus excepciones pues si el animal se ve sometido a demasiado estrés tiende a alcanzar su forma de salamandra.
¿Cómo es el achoque mexicano?
Es una especie muy similar a su primo el ajolote. Es de color marrón claro u oscuro y también presenta branquias vistosas en forma de corona que rodean su cabeza. Mide aproximadamente 25 centímetros desde la punta de la cabeza hasta el final de su cola y suelen tener una cabeza aplanada y ancha.
Son muy similares a los ajolotes, salvo por la coloración y porque habitan únicamente en el lago de Pátzcuaro en Michoacán. Algunos incluso presentan manchas de color marrón más oscuras y son sumamente hermosos. Lamentablemente se encuentran en peligro de extinción y al igual que los ajolotes, requieren de esfuerzos de conservación para salvarse de la desaparición.