Luego del desastre nuclear ocurrido en Chernobyl, la muerte se apoderó de los campos y los alrededores de la planta nuclear. Esta sería la primera vez que la humanidad observara los efectos de la radioactividad en su estado más salvaje y sin control alguno. Por esta razón no se podían precisar con exactitud las consecuencias, pese a que se sabía que serían desastrosas. No obstante, la naturaleza siempre encuentra la forma de darle un giro de 180º a la situación y al parecer ha hecho crecer un extraño hongo negro en las regiones más radiactivas de Chernobyl, completamente distinto a lo que se había observado.
El accidente en el reactor 4
Se sabe que al momento de la explosión del reactor 4, los efectos visibles de la radiación sobre la naturaleza, aparecieron de inmediato. Las áreas naturales circundantes pronto se tornaron de colores marrones creando lo que se conoce como el infame Bosque Rojo, al que cubría una atmósfera mortecina y que pronto se tornó en un cementerio natural.
Se creyó que la región no soportaría la radioactividad, pero años más tarde se descubrió que poco a poco la vida comenzó a regresar a la región. Hoy en día es una de las reservas naturales más hermosas del mundo, pues la naturaleza vive de forma libre y sin ninguna incidencia de la mano humana sobre ella. Las águilas moteadas han renacido del peligro de la extinción en este lugar, además los linces y lobos también han encontrado un hogar seguro en Chernobyl.
Pero la fauna no es la única que ha sorprendido a los investigadores del Instituto de Microbiología y Virología de Kiev, la vegetación y el reino fungi también lo han hecho. En exploraciones por parte de investigadores del instituto, los expertos se han encontrado con un extraño hongo de color negro azabache que parece estar creciendo en las regiones con mayores niveles de radiación.
Luego del trágico accidente en la planta nuclear, hubo un periodo en donde los ‘liquidadores’ se encargaron de limpiar todo lo que se pudo en la zona de exclusión para disminuir la radiación, aunque fuese en pocos niveles. No obstante, por la peligrosidad, las regiones más cercanas al reactor 4 no formaron parte de la limpieza. Pero extrañamente es en estas regiones en donde el hongo azabache hace su mayor aparición.
*Sarcófago que actualmente recubre al reactor 4 de la Planta Nuclear de Chernobyl.
Un extraño hongo que reduce la radiación
Los investigadores descubrieron que se trata de un tipo de hongo que no es igual a ningún otro, pues su color azabache indica que sus niveles de melanina son muy altos. Este pigmento está presente en el pelaje de animales, así como en el cabello humano, la piel y los ojos, pues se encarga de protegernos contra la luz ultravioleta.
Fue precisamente este hecho el que más llamó la atención de los expertos y por ello, un equipo del Instituto de Investigación Nuclear de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania comenzó a estudiar la capacidad de los hongos para prosperar en sitios donde la radioactividad es demasiado alta.
Extrañamente encontraron que no sólo los hongos son capaces de prosperar a pesar de la radiación; sino que están cambiando y creciendo a causa de ello. Se trata de la primera evidencia de que la naturaleza es capaz de evolucionar a partir de este tipo de energía, pues Chernobyl es un caso único en el mundo por las características del accidente y su antigüedad. El accidente de Fukushima, que es el único que se iguala en peligrosidad al de Chernobyl, es mucho más reciente y todavía no se conocen los mecanismos de la naturaleza para defenderse ante la radiación en aquella región.
El microbiólogo del Laboratorio Nacional de Berkeley, Tomas Torok, ha dicho que el extraordinario fenómeno de los hongos de Chernobyl es conocido como radiotropismo positivo, y se describe como “la capacidad de los organismos fúngicos para detectar la radiactividad y crecer direccionalmente hacia la fuente de radiación”.
“Hasta la fecha, una cantidad significativa de partículas calientes [radiactivas] ya se han descompuesto bajo la acción de los hongos del suelo”, escribió Tatyana Tugay, que también forma parte de la investigación. Esto significa que en lo profundo del suelo, las redes de hongos transmiten señales a través de las raíces a medida que “alquimizan” la radiación. Poco a poco han ido jugando un papel decisivo en los “procesos de destrucción y migración de radionucléidos en el medio ambiente”, describió Tugay.
El hallazgo sin precedentes es de gran importancia pues abre una nueva vía de investigación para comprender cómo los hongos de Chernobyl podrían ayudar a reducir los niveles de radiación, no sólo en la Tierra, sino en el espacio donde los astronautas se exponen a niveles radiactivos bajos pero que no dejan de ser peligrosos.